
Yo no me quiero manifestar detrás de ninguna pancarta promovida por nadie que no sea yo misma. no quiero que se apropien de mi sentir y se lo arrojen a otros a la cara, manipulándolo y pervirtiendo el mensaje en lo más íntimo para volver a convertirse en parte de la misma masa que siempre protesta frente a la masa que siempre calla. Estoy cansada. Cansada de que sigamos etiquetándonos y englobándonos en pensamientos encontrados. O eres A o eres B, o blanco o negro. Es curioso, cuanto mayor me hago, más pienso en que existe una enorme escala de grises. Debe ser porque asumo que no existen 2 personas iguales, por lo que es imposible coincidir en todas las opiniones con alguien. Es más, una opinión diferente a la tuya, expresada con respeto, normalmente enriquece más que limita. Por favor, NO al pensamiento único, no a las etiquetas.
Estoy cansada... De sentirme culpable, de no llegar a todo, de verme vulnerable. De entender que nadie me representa salvo yo misma y que merezco el mismo respeto que cualquier otro y no tenerlo. No quiero justificarme más, ni justificar mi vida ni mis opiniones. No quiero que me tachen de esto o aquello, que manipulen mi vida, que entren en ella sin ningún derecho o invitación previa a opinar y a exigir. Que me cataloguen sin conocerme de nada, sin tomarse la más leve molestia de escuchar, de poner en práctica la empatía y de ser sumamente asertivo conmigo tanto como con cualquiera. Egoísmo Eso es lo que abunda. Y envidia. Somos un país de pillos, egoístas y envidiosos. Tenemos también muchas cosas buenas y es verdad, pero en general nos dejamos llevar por las masas y por una cultura tan arraigada que a veces da miedo.
Yo quiero ser yo, sin que nadie diga cómo debo ser ni qué sentir, sin etiquetas. Despertarme de mi letargo y ser consecuente y coherente con mi vida y mis ideas. Convertirme en alguien mejor y transmitírselo a mis hijos. Enseñarles el valor de la diversidad en toda su amplitud y del respeto por la propia persona y por los demás.