jueves, 13 de diciembre de 2012

Machos Alfa

A ver si hoy me da por estar un poco más risueña, porque últimamente me pongo de un profundo.... Y es que quería traer a colación una definición que en poco tiempo se ha empezado a usar en mi entorno con bastante alegría y que ya usaba yo tiempo ha. El caso es que hablamos de lo que viene siendo un "Macho Alfa". Y el término genera un cachondeíto variado cuando lo aplicas o explicas o cuando el que lo es no se lo cree y el resto lo ve cristalino o los otros machos se sienten agredidos en su más íntima vanidad por no ser considerados como tales, que merece una entrada propia en todo blog de este estilo que se precie.

Y es que amigos, seamos sinceros, "Machos Alfa" hay muy pocos. Muchos menos que "Hembras Alfa". Y esto es biología pura y dura.... Un mamífero macho puede engendrar 1000 hijos, pero una hembra, dependiendo de la especie, no puede gestar a lo largo de su vida tal cantidad de prole. Así que nos guste o no, no debemos olvidar que somos mamíferos  que aunque no vivamos en manada la conciencia ancestral la llevamos grabada a fuego y nos comportamos como si fuésemos una manada de leones en medio de la sabana africana.

¿Y quién es el "Macho Alfa"? es aquel que no sabe que lo es, que tiene muchísimo éxito entre el género femenino y no se explica muy bien por qué él y no otro. Que cree que es por su labia, su suerte o simplemente porque le ocurren cosas inexplicables. Es ese hombre que no es ni guapo ni feo, ni alto ni bajo, que es normal... que no es más simpático que otros, ni tiene ninguna cualidad especial que le haga sobresalir por encima de los demás aparte de su condición de Macho Alfa. ¿Cuál es esa condición? que siendo alguien como el que he descrito, a las mujeres nos vuelve locas sin remisión y no llegamos a explicarnos muy bien el porqué. Sólo que nos inspira deseos oscuros, ganas de besarle, tocarle, abrazarle y de que nos folle hasta reventar. No nos olvidemos, somos animales y es un instinto primario: follar debería llevarnos a procrear. A día de hoy es algo lúdico, con lo que podemos concluir que el Macho Alfa es la envidia de muchos porque tiene toda la cama que quiere y más, aun si tan siquiera buscarla.

¿Y es bueno ser un Macho Alfa? pues depende del cristal con el que se mire. Porque hay una dualidad grande en un Macho Alfa: es un gran compañero de cama y de juego, pero probablemente sea una pésima pareja sentimental. Porque su instinto primario es poderoso y una sola no le satisface. Y.... ¿hasta qué punto una mujer está preparada para que su pareja viva sola o en compañía escarceos sexuales de mayor o menor intensidad sin cansarse? Eso ya daría para otra historia.

Por eso digo que todo depende del cristal con el que se mire... un Macho Alfa se va a hinchar a follar, pero le va a costar horrores encontrar una estabilidad sentimental si es que en algún momento la necesita y puede que muchas veces se canse de tanta cama y se sienta sólo. Porque al al final, no es un objeto sexual, es una persona como otra cualquiera con esa peculiaridad y necesita amigos, amigas, risas y complicidad, sentirse unido a alguien y no usado, sentirse uno más de la manada.

Y esto da para mucho.... 

(Continuara....)

jueves, 22 de noviembre de 2012

Sedados

Y sí, comprendo que en ese estado estamos... sedados, dormidos, drogados... haciendo lo que hacemos siempre: callar y dejar que la corriente nos arrastre, como si nada fuese con nosotros, como si no tuviésemos la capacidad individual de cambiar las cosas. Nos dejamos llevar, despotricamos en privado revistiéndonos de un halo de vehemencia que cada vez aflora a la superficie con más frecuencia pero, aparte de eso, no hacemos nada. nos conformamos. Y siempre nos conformamos los mismos. Como si hubiese una corriente de gente de pensamiento único que calla y otra corriente de gente de pensamiento único que sale a la calle. y siempre espoleados por los mismos. 

Yo no me quiero manifestar detrás de ninguna pancarta promovida por nadie que no sea yo misma. no quiero que se apropien de mi sentir y se lo arrojen a otros a la cara, manipulándolo y pervirtiendo el mensaje en lo más íntimo para volver a convertirse en parte de la misma masa que siempre protesta frente a la masa que siempre calla. Estoy cansada. Cansada de que sigamos etiquetándonos y englobándonos en pensamientos encontrados. O eres A o eres B, o blanco o negro. Es curioso, cuanto mayor me hago, más pienso en que existe una enorme escala de grises. Debe ser porque asumo que no existen 2 personas iguales, por lo que es imposible coincidir en todas las opiniones con alguien. Es más, una opinión diferente a la tuya, expresada con respeto, normalmente enriquece más que limita. Por favor, NO al pensamiento único, no a las etiquetas.

Estoy cansada... De sentirme culpable, de no llegar a todo, de verme vulnerable. De entender que nadie me representa salvo yo misma y que merezco el mismo respeto que cualquier otro y no tenerlo. No quiero justificarme más, ni justificar mi vida ni mis opiniones. No quiero que me tachen de esto o aquello, que manipulen mi vida, que entren en ella sin ningún derecho o invitación previa a opinar y a exigir. Que me cataloguen sin conocerme de nada, sin tomarse la más leve molestia de escuchar, de poner en práctica la empatía y de ser sumamente asertivo conmigo tanto como con cualquiera. Egoísmo  Eso es lo que abunda. Y envidia. Somos un país de pillos, egoístas y envidiosos. Tenemos también muchas cosas buenas y es verdad, pero en general nos dejamos llevar por las masas y por una cultura tan arraigada que a veces da miedo.

Yo quiero ser yo, sin que nadie diga cómo debo ser ni qué sentir, sin etiquetas. Despertarme de mi letargo y ser consecuente y coherente con mi vida y mis ideas. Convertirme en alguien mejor y transmitírselo a mis hijos. Enseñarles el valor de la diversidad en toda su amplitud y del respeto por la propia persona y por los demás. 

martes, 20 de noviembre de 2012

El olvido

Hace muchos días que no escribo ninguna entrada nueva en el blog. Estoy tan saturada que no tengo ni tiempo ni ganas de alimentarlo. Es absurdo, lo sé, puesto que lo abrí como un desahogo. Pero cuando tu alter ego empieza a mimetizarse con tu yo creo que es el momento de tomarse un descanso, tal y como yo he hecho. Probablemente vengan tiempos mejores, seguro; y entonces rellenaré más y más entradas con mayor o escaso interés para el público, pero de momento me siento tan llena o tan vacía que no logro poner orden en mi cabeza para hilar más de 3 comentarios coherentes. Así es la vida.

jueves, 18 de octubre de 2012

Las amistades peligrosas

http://www.youtube.com/watch?v=T9MRzeFAkMc

Marquesa de Merteuil: Creo que es hora de que os vayáis. 
Vizconde de Valmont: no, creo que no. Llegamos a un acuerdo y no me parece que pueda permitiros que juguéis conmigo ni un momento más. 
Marquesa de Merteuil: recordad que lo hago mejor que vos. 
Vizconde de Valmont: quizá, pero siempre son los mejores nadadores los que se ahogan. Decid sí o no. Vos decidís, naturalmente; pero no tengo más remedio que señalaros que consideraré el no como una declaración de guerra. Todo lo que os pido es sólo una palabra. 
Marquesa de Merteuil: de acuerdo. 

(Pausa) 

Marquesa de Merteuil: ¡Guerra! 

No consigo controlar mi ira. Esa zorra presuntuosa no sabe con quién está hablando. No sabe que tengo todo el poder en mi mano para destruir su reputación… pero realmente es eso lo que quiero? Si no estuviera perdidamente enamorado de ella la habría destruido ya, pero nos puede más la pasión del juego, así que si quiere jugar, voy a jugar, pero voy a jugar fuerte…. 

Salgo de la sala por la otra puerta, intentando no dar un portazo, no quiero que oiga lo que ha provocado en mi. Bajo despacio la larga escalinata del palacio donde celebran el baile más importante de la temporada, intentando calmarme y ver cómo consigo reincorporarme sin que se note ni mi estado ni mi ausencia. ¡Ah!, ahí está ella, sosteniendo su abanico y charlando animadamente con ese Danceny…. Y de repente lo veo claro, clarísimo….. Está dándome celos porque es más joven y vigoroso que yo, jugando con su más reciente amante Monsieur Gercourt dándole celos también y matando de angustia a la virtuosa Cecile de Volanges, que cierra el triángulo amoroso por ser la prometida de Gercourt y estar perdidamente enamorada del caballero Danceny. 

Me acerco a Madame de Tourvel, que sé que está próxima a caer rendida a mis encantos sin mirar a la Marquesa. Paso por detrás de Tourvel y le rozo discretamente la espalda con mi brazo. Puedo notar su calor y el estremecimiento que le recorre el cuerpo de saber que soy yo el que se encuentra detrás de ella y saber que la lucha interna que sufre acaba de empaparla entera me produce un placer indescriptible. Pero sigo mi camino, disimulando, sonriendo con galantería a las damas, inclinando mi cabeza ante sus cornudos maridos. Sé que me sigue con su mirada, noto sus ardientes ojos clavados en mi nuca. 

Mi objetivo es claro: la delicada Cecile de Volanges acaba de quedarse sola sin su carabina. Su madre, Madame de Volanges ha salido al exterior del brazo de su prima a tomar un poco el aire y su hija está mirando por uno de los ventanales que dan al maravilloso jardín del palacio. Me acerco por detrás con delicadeza y le susurro al oído: “¿A dónde ha ido Madame de Volanges, dejando sola a una belleza tan deslumbrante como vos?” Me aseguro de que no se vuelva colocándome completamente detrás de ella y apretándome sutilmente de manera que note mi erección entre sus nalgas, a pesar de la profusión de telas de su vestido. Se le acelera la respiración y eso me complace, pero me regocija todavía más ver que se ha de agarrar levemente a las cortinas del ventanal para que le sostengan las piernas. “Pobrecilla. No le han enseñado nada en ese convento de harpías del que acaba de salir”, me digo para mis adentros. Pero sé que eso me beneficia sobremanera, ya que es tan ingenua que ha caído en mis redes sin que me haya costado ningún esfuerzo. 

-“Mi madre volverá en seguida. Si vos tuvierais la decencia de apartaros de mi aún conseguiría mantener mi reputación intacta”- 
-“Discúlpeme, no pretendía ponerla en ningún aprieto. Para que vea que mis intenciones son honestas, sólo venía a informarla de que Madame de Volanges está indispuesta y se encuentra en la Habitación de las Gardenias con su prima y dado el respeto que le profeso, me ha pedido que le avise para que acuda a su lado”- 

Cecile no atina ni a darme las gracias y la veo desaparecer angustiada directa a la trampa que le acabo de tender. Miro de soslayo a la Marquesa, que no pierde detalle mientras juega con su abanico al arte más antiguo. Me demoro mirando por la ventana el tiempo suficiente para acercarme nuevamente a Madame de Tourvel sin levantar sospechas. Ella, presa de la excitación que le he provocado hace unos instantes me dice con voz estrangulada: 

-“¿Se encuentra bien la dama Cecile de Volanges? La acabo de ver salir muy apresurada y con mal color” 
-“No debe ser nada grave. Estaba un poco mareada e iba a echarse un rato. Me he ofrecido a buscar a su madre para que la acompañe, pero si queréis acercaros vos iba directa a la Habitación de las Gardenias”- 

El guante estaba echado, ahora sólo tenía que recogerlo… y recogerlo bien. 

-“No debemos comprometer su virtud y su madre estará preocupada. Voy a buscarla para que me acompañe”. 

¡Perfecto! tras la salida de Madame de Tourvel, me siento eufórico. Ahora sólo queda dar una última puntada para que mi plan sea perfecto. Observo que la Marquesa me mira con ojos de hielo… la tengo donde quería…. Me acerco a un camarero y le entrego una carta que tengo guardada para el caballero Danceny. La carta en la que según mi juego con la Marquesa, Cecile le confía su amor. Le pido que se la entregue a él en el plazo máximo de una hora y le diga que la autora de la misiva se encuentra en la Habitación de las Gardenias. Será suficiente….. 

Salgo discretamente de la sala y subo directo a la Habitación de las Gardenias, donde me encuentro a una Cecile llorosa y preocupada por no encontrar a su madre. En 2 zancadas me planto a su lado, la tomo en brazos y la beso violentamente. Siento cómo ella se va abandonando a mi beso, cómo su lengua inexperta entra en mi boca y empieza a buscarme con urgencia…. Malditos vestidos pomposos…. Le rasgo las cintas del corsé hasta dejarla semidesnuda. No le doy tiempo a decir nada. La tumbo en la cama y recorro sus pechos con mi boca, mis dientes y mi lengua sobre la delicada tela, que se pega a sus pezones con la humedad de mi saliva. Sigo bajando hasta su entrepierna, apenas cubierta por un delicado vello rubio y beso suavemente su monte de Venus. Ella gime, abandonada a toda sensación que le provoco. Mi ávida lengua se introduce en su suave y virgen hendidura y noto cuán mojada está. Eso y su olor me enardecen. Libero mi erección a toda prisa. No quiero perder ni un segundo más sin robarle su virginidad de la forma más violenta posible. Quiero escucharla gritar de dolor y placer; quiero que sus delicados susurros se conviertan en gritos de lujuria…. La quiero para mi. Coloco sus piernas encima de mis hombros para facilitarme la entrada, me tumbo sobre ella agarrándole los brazos y la embisto con toda la fuerza que soy capaz. Noto su virginidad intacta y la rompo sin miramientos y cuando la oigo chillar siento un placer casi diabólico. No le doy tregua y la embisto una y otra vez hasta que sus gritos se convierten en jadeos hasta que alcanza el primer orgasmo de su vida y la deja completamente exhausta. Yo  me quedo muy cerca de alcanzar el clímax, muy cerca…. Porque justo en ese momento se abre la puerta y aparece en el umbral Madame de Tourvel. 

-“Querida, no he sido capaz de encontrar a su ma…. dre… de vos….” Se queda petrificada por la escena, con la boca abierta como negando para sí lo que está presenciando. No puedo permitirme dudar. Salto de la cama y la tomo de la cintura, cerrando a la vez la puerta. Ella empieza a chillar y a intentar zafarse, pero en el fondo sabe que es inútil. Madre mía, qué orgasmo le voy a arrancar a esta mujer. La mezcla de rabia, ira, desesperación, amor, odio y horror que siente la van a llevar al cielo en cuanto me lo proponga. 

Cecile yace en la cama, deshecha por el orgasmo. Cuando suelto a Madame de Tourvel a su lado se deja rodar sobre un costado, como ajena a lo que pasa a su alrededor. Tengo que amordazar a Tourvel con mi corbatín mientras estoy sentado a horcajadas sobre ella, no nos vayan a descubrir antes de tiempo. Le doy la vuelta con facilidad, pues pesa poco y sujeto sus muñecas a la espalda con mi cinta del pelo. Así, inmóvil, ofreciéndome su delicada grupa…. Levanto sus faldas y veo la redondez de sus nalgas, su blancura. Las noto suaves y calientes al tacto. Le doy un cachete mientras susurro: “Sscchht, no hagas ruido”. Introduzco 2 dedos dentro de ella sin avisar y la noto plenamente dispuesta, lo que me agrada sobremanera. De hecho, veo que sus enaguas están humedecidas, probablemente por nuestro encuentro de antes. Me agacho y la recorro entera, desde el ano hasta el clítoris con mi lengua. Siento que se estremece y sigo lamiendo hasta que noto que va a llegar al orgasmo. Paro de inmediato: ya está preparada para mi. Y como antes hice con la dulce Cecile la penetro con fuerza y la cabalgo agarrado a sus caderas, escuchando sus ahogados gritos que salen de la mordaza. 

Cecile, que se está recuperando se vuelve a mirarnos y compruebo con tremenda satisfacción que le excita lo que ve. “¡Oh! Estas muchachas vírgenes salidas de los conventos… qué putas se vuelven en cuanto les das la oportunidad de serlo”, me digo para mi. Se abre la camisola y comienza a tocarse un pezón, mientras que con la otra mano se acaricia entre las piernas. Su cara de lujuria, mezclada con la cara de horror de Madame de Tourvel al mirarla hace que me corra con todas mis fuerzas. No puedo quedarme mucho disfrutando de ese placer. Me arreglo rápidamente y me oculto entre las cortinas, dejando a Madame de Tourvel hecha un mar de lágrimas y a Cecile masturbándose ajena a todo cuanto la rodea. 

Poco tengo que esperar para ver entrar al caballero Danceny, que se queda impactado con la escena y corre al lado de su amada Cecile. 

-“¿Pero qué os ha pasado? ¿Quién ha sido el canalla…?” 

Sus preguntas se paran en seco al oir el grito de la Marquesa….. ella sabe que he sido yo, pero los que entran con ella no tienen ni idea. De un plumazo, Danceny será arrestado acusado de violación de 2 damas con el agravante de la pérdida de virtud de Cecile; será apartado, por ello, de las atenciones de la Marquesa que se queda sin su amante predilecto. El prometido de Cecile la abandonará igualmente por su falta de virtud y culpará a la Marquesa, pues ya me encargaré yo de que reciba cierta carta de ella en la que me pide que le robe dicha virtud a Cecile. Y ella, la Marquesa, tendrá que huir de la ciudad pues con esa carta sus intenciones han quedado claras y su máscara destrozada. Entre tanto, a mi nadie me relaciona. Nadie me ha visto. Culparán a Danceny y por mas que Tourvel me acuse, la voz de una mujer, en esta época…. Vale menos que la de un perro…. 

Esta noche, en mi cama, me estaré retorciendo de placer. Del placer carnal obtenido y del mayor placer de mi mundo: la venganza! 

lunes, 17 de septiembre de 2012

Chicas Disney

Es absurdo pensar que este mundo esta hecho para mi. Ya sé que no. Nací en él, me crié en él, pero nada más. No soy la princesa de ningún cuento ni quiero ser la reina de la vida de nadie. Sólo quiero ser dueña y señora de mis actos, de mis pensamientos y de mis decisiones. No soy la media naranja de otro, ni el alma gemela. No soy una chica Disney. Ninguna lo somos. Pero... Por qué ese empeño? Por qué no se nos enseña en esta vida lo que es lo importante?

En esta vida aprendemos muchas cosas, pero nadie nos enseña nada de inteligencia emocional. De ser felices sólo por ser, por existir. No necesitamos más. No necesitamos un marido, unos hijos, una carrera profesional exitosa, 3 coches, 2 perros... Necesitamos, en cambio, la aceptacion de nosotros mismos tal y como somos; querernos a nosotros mismos tal y como somos. Y los que vengan, que sean un más a más. Un delicioso añadido a nuestra vida plena y feliz. No, señoras. No somos chicas Disney. No necesitamos de ningún príncipe azul merced del cual abandonar nuestras vidas para, despreocupadamente, vagar por el mundo. No hay que dejar que nos convenzan de que en el fondo seríamos más felices poniendo nuestro ser en manos de otro, siendo cuidadas, mimadas, protegidas y llevadas. Yo no necesito que me cuiden, necesito que me respeten. Necesito que comprendan cómo soy, con mis penas y glorias, fracasos y victorias.

Libros como "Crepúsculo" o "50 sombras de Grey" no hacen más que vejarnos y enseñar a las generaciones venideras que somos despojos sin valor, que sólo somos en cuanto que un hombre nos hace ser. Y no, YO soy. Independientemente de quien se cruce en mi camino. No voy a abandonar mi vida por un hombre y menos si es él quien lo pide. Y a estas alturas, no creo que venga ninguno a decirme que va a contarme un cuento, el maravilloso cuento de "de qué va la vida". Que vaya a enseñarme a disfrutar de la vida porque ya sé cómo hacerlo. Otra cosa es que lo consiga. Sólo quiero ser feliz con mi vida y, como mucho, tener un compañero de viaje. Nada más. No soy de reglas establecidas, aunque me haya dado cuenta demasiado tarde. Aun puedo remediarlo.

Por favor, a las demás, a todas vosotras: valeís por vosotras mismas. Nadie tiene que venir a esta vida a dotaros de valor. Lo tenéis simplemente por ser, existir y vivir.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Pertenecer

La musica es suave, relajante. Me transporta mas alla de mis sentidos y eleva mi consciencia al nivel de lo onirico. Siento que me hago agua, que fluyo a traves de mi cuerpo; se deshacen mis pies, mis piernas, mi pelvis, mi tripa.... Asciende el liquido en oleadas tranquilas, envolventes y fluyo con él. Soy agua, cálida y mansa. Agua que se desparrama, que se libera y busca rendijas y escondrijos, oquedades que arropar con su manto de paz. Espuma suave que forma un cuerpo, que ansía el contacto de otro cuerpo, fundirse en él, poseerlo y hallar la calma en las reverberaciones de la vida que al igual que el agua, fluye dentro de él. Ser uno, un todo; ser descanso y tormento, dulce tormento de las horas que la vida nos regala. Aun separados somos uno, fluctuando al compás de la energía primitiva que brota de lo mas profunde del ser. Quiero ser y pertenecer a tu piel, a tus ojos, a tus labios, a tus manos, a tu mente. Quiero invadirte, poseerte, beber con tu bova y tocar con tus manos; ver el mundo con tus ojos. Sentir que se para el tiempo cuando estas, aislarme de todo, abstraerme de mi misma, pertenecer.

lunes, 30 de julio de 2012

Helsinki en invierno

No me podía apetecer menos….  A mi, que odio el frío con todas mis fuerzas. Un viaje en enero a Helsinki!!! Sin luz, con mucha nieve y mucho frío. No me quedaba más remedio, era un viaje de trabajo y no podía decir que no, así que allí estaba yo en el aeropuerto con mis botas de pelo, mi plumas y todo el kit Barbie Esquiadora que había podido reunir. El autobús que nos llevaba al hotel nos esperaba fuera de la terminal del aeropuerto y conseguir llegar a él se me antojaba una tremenda odisea, pero me armé de valor, me agarré a mi compañera Sonia y juntas en amor y compañía conseguimos sentarnos en un par de asientos debajo justo de la calefacción. 

La verdad es que el viaje en autobús hasta el hotel me dio una imagen de Helsinki de cuento, tan nevado, tan blanco… tanta agua!!! Nuestro hotel, el Hilton, estaba a unos 5 km del centro de la ciudad y tenía unas vistas preciosas al mar, con su playa privada y todo. Claro, que no sé para qué me fijaba yo en estas cosas, con el frío que hacía. Tras hacer el check-in y conseguir deshacer la maleta en mi habitación, no me quedó mucho tiempo para bajar a la reunión de trabajo que estaba por comenzar. Parecía un oso polar. Leggins de lana blancos, vestido ajustado de lana blanco también con cuello vuelto y mis botas de pelo; el pelo suelto me tapaba también la cabeza, cayendo sobre mis orejas, tapándolas bien. 

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En el vestíbulo, de repente y sin pensar, le vi. Yo iba atolondrada como siempre, la reina del despiste, y me lo di de bruces mientras hablaba con Sonia. ¡Madre mía! Estaba tremendo…  Cada vez que le veía me quedaba en cuadro. Cuando me vio, se acercó en seguida a saludarme, tan educado como siempre, con ese acento italiano tan suave… 

-Buenos días, Paolo. Menudos madrugones que nos hacéis darnos, eh?-le dije 
-Buenos días, Virginia. Pues espero que el madrugón no os haga decaer, que esta noche hay cena y copas- 

La mirada que me lanzó me hizo clavarme al suelo. Todavía recordaba cierto viaje a Dubai con algo más de calor que ahora y unas cuantas copas también de más en la discoteca del hotel, donde terminamos bailando follándonos con la mirada, pero sin dar el paso ninguno de los 2. Desde entonces, cada vez que coincidíamos sentía una especie de tensión sexual no resuelta que me clavaba al suelo y me ataba a sus oscuros ojos. Y cómo le quedaban las camisas!!! Perfectas, tan perfectas que ni se le arrugaban a lo largo del día, algo que me tenía completamente maravillada. 

Ya estuve todo el día que no di pie con bolo. La reunión era un petardo infumable de esas de qué buenos somos y cuánto valemos, lo bien que lo hacemos todo, “heil Hitler” y demás que no mejoró en absoluto después del café. Con el sueño que tenía, hacía verdaderos esfuerzos por no cerrar los ojos y dejarme llevar. De repente, un suave aliento en mi nuca desde detrás me hizo abrir los ojos y la boca acompasadamente, sobre todo al escuchar en ese susurro la voz de Paolo: “no te duermas, que ya tendrás tiempo”. “¿Qué ya tendré tiempo? ¿De qué? ¿De dormir? ¿De compartir cama contigo? ¿De dormirme en tus brazos después de una agotadora noche de sexo?” tuve que hacer un tremendo esfuerzo para detener mis pensamientos, que iban ya embalados y todas las imágenes que se sucedían en mi mente cada vez eran más tórridas y estaba empezando a mojar mi precioso conjunto de lana. 

La comida fue bastante frugal, de esas que te tienes que levantar a coger de todo y al final no comes nada. Y no comí casi nada, porque estaba pendiente de seguir los pasos de Paolo con la mirada por todo el recinto. Noté que él me buscaba, porque cuando nuestros ojos se encontraron se quedaron ahí un instante lo suficientemente largo como para saber que me buscaba, pero lo suficientemente corto como para que nadie de nuestro alrededor se diera cuenta. Me sonrió y ahí empezó el baile de miradas, gestos casi imperceptibles pero inequívocos, sonrisas... “¡Madre mía!” pensé de nuevo. Me iba a volver loca. Ya no era una suposición, era la constatación de una realidad. Lo que empezó en Dubai y continuó durante interminables reuniones de trabajo y viajes cortos iba a rematarse esa noche en el hielo de Helsinki, lo veía venir. 

La tarde fue una agonía. La reunión no podía ser peor y yo no podía estar en peor disposición tampoco. No paraba de mirar la hora hasta que llegó el momento que me hizo libre. Salí disparada a la habitación tras decirle a Sonia que nos veíamos en la recepción del hotel 10 min. antes de la cena. Para cuando bajé oliendo a limpio, con un vestido negro ajustado, medias a medio muslo, taconazos rojos de aguja y sin ropa interior, los nervios se habían disipado en su totalidad y en su lugar me recorría la cálida sensación del placer de la caza. Me sentía como una pantera a punto de atrapar su presa y Dios sabe lo que me gustaba ese juego. Noté cuando entró en mi radio de acción, le sentí como una presencia poderosa que activaba mis sentidos. No me giré, pero sabía que estaba ahí y mis movimientos se hicieron cada vez más sugerentes. Sabía que aunque sólo fuera por los zapatos, su mirada se dirigiría intensamente hacia mi y eso hacía que me sintiera segura de mi misma y poderosa. Hasta que noté su mano posándose delicadamente en mi cadera, su brazo rozando la parte baja de la espalda, con un movimiento controladísimo que se quedaba a medio camino entre un abrazo, una caricia y un impulso de atraerme hacia él. Una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo, que fluctuó hasta amoldarse a su contorno aun sin ni siquiera rozarnos nada más que por esa mano y ese brazo, como apoyados por casualidad. Me dirigía como una marioneta y yo me dejaba hacer, sin atreverme a mirarle; no quería que me supiera derrotada antes de empezar a jugar. 

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Nos acompañó a Sonia y a mi a una mesa, nos retiró caballerosamente el asiento y nos dijo: “guardadme sitio que ahora vuelvo”. No hizo falta. En nuestro mundo laboral, de la totalidad el 98% eran hombres, casi todos mayores; y del 2% restante, mujeres menores de 40 sólo estábamos 3…. Así que les aburríamos y no se querían sentar con nosotras, porque hablábamos de nuestros trapos y nuestras cosas y no de trabajo, fútbol o de cómo chuparles el culo a los jefes. Así que Paolo se sentó a mi lado y yo estaba al lado de Sonia. De pronto se metió en una animada conversación con el de su izquierda y yo no daba crédito, cachonda como estaba. Poca vergüenza…. Hasta que noté una mano acariciando la cara interna de mi muslo. Abrí las piernas por impulso, sin pensarlo mucho, y me puse a hablar como si tal cosa con Sonia. La mano de Paolo subía sin parar hasta detenerse abruptamente por la sorpresa de notarme sin bragas, húmeda ya más de lo conveniente. Supe que sonreía, a pesar de su conversación con el de al lado, y yo también sonreí para mis adentros sin dejar de hablar con Sonia. “A ver hasta dónde es capaz de llegar” hasta el final, como pude comprobar. Empezó a masturbarme suavemente y yo decidí dejarme ir y disfrutar. 

La comida empezó a salir, plato tras plato, y nosotros comimos como pudimos. Yo aguantando el orgasmo, Paolo masturbándome lenta y confiadamente, llevándome una y otra vez al borde del éxtasis para retroceder antes de terminar. En el postre, tomé las riendas de la situación, cerré las piernas y anuncié: “Voy al servicio, ahora vengo.” Y no me giré a mirar. Efectivamente iba al servicio, pero al volver vi la luna llena y gorda iluminando la nieve sobre la playa, reluciendo sobre el agua, y no me pude contener. Me eché por encima el chal de lana que llevaba sobre los hombros, abrí la puerta de la terraza y salí al exterior. Hacía un frío de muerte, pero estaba tan caliente que no lo noté. Hice salir el vaho de mi boca, me encantaba la sensación que dejaba el aliento caliente fundiéndose con el aire frío, expeliendo nubes de vapor. 

-¿Saliste a fumar?- 

Dí un respingo. Era la voz de Paolo, que me miraba desde una pequeña elevación de la playa. 

-No, sólo era el vapor al respirar. Hace un frío de muerte- sonreí tímidamente. 

En 2 zancadas tenía a Paolo a mi espalda, abrazándome, agarrando mis brazos por delante de mi cuerpo en su abrazo y pegándose fuerte contra mi, al tiempo que su boca buscaba la mía. El beso fue brutal. Desplegó toda la energía contenida durante todos esos meses, liberándola en una explosión de deseo que nos dejó a los 2 atontados. Me dejé hacer, ya no tenía ni ganas de jugar, así que cuando me arrastró debajo de un árbol y me instó a tumbarme en el suelo, sobre la arena de la playa libre de nieve gracias a las ramas del árbol, no dudé ni un segundo. Me senté, me apoyé sobre mis codos con las piernas flexionadas y entreabiertas y le sonreí pícaramente…. 

-Si a ti te gusta cómo llevo yo las camisas, más me gusta a mi descubrir que tú no llevas bragas- y enterró su cabeza entre mis piernas. 

No tardé en empezar a gemir, primero contenidamente, cada vez de forma más audible, disfrutando de lo que Paolo me hacía, del vaho saliendo de mi garganta. Cuando se tumbó sobre mi, el frío dejó de existir. Me embistió de una vez y nos fundimos en uno, moviéndonos lentamente, dándonos calor. Cuando dijo en voz más alta de la suya habitual “mia cara”, me corrí. No pude aguantar más el deseo que me provocaba él, su cuerpo, su voz y ese acento italiano que me volvía loca. 

Me miró sonriendo y yo, despeluchada, le devolví la mirada. 

-¿Entramos dentro?- me dijo. Casi me tiene que arrancar, estaba aterida de frío. Una vez en la puerta del hotel nos separamos y colocamos y entramos cada uno por nuestro lado. 

Como siempre, empezaron las copas, la música y todo el mundo entraba y salía del hotel para poder fumar tranquilamente en la terraza. Y también como siempre, Sonia y yo nos quedamos las últimas riéndonos con los compañeros también de siempre. A la 1 de la mañana nos cortaron la fiesta y decidimos irnos a dormir. Ellos, caballerosos, nos acompañaron a la habitación y se fueron. “Menuda noche” pensé yo, todavía en una nube. No acababa de percatarme de eso cuando noté que llamaban a la puerta. Al abrir, descubri a Paolo apoyado en el vano, sonriéndome. No tuvimos que decir nada. De una zancada lo tenía dentro y me estaba besando apasionadamente. De mi vestido caía todavía arena de playa ya seca y por mis piernas resbalaba el producto de mi violenta excitación. Casi no nos dimos cuenta de que golpeaban la puerta nuevamente. Paolo se escondió en el armario y yo, ocultando mi desnudez, abrí la puerta pensando que era Sonia que se había olvidado alguna cosa. Era Raúl, uno de los jefazos de la empresa. 

-¿Me invitas a la última? – mi repentina mudez lo envalentonó y entró apartándome de un ligero empujón. 

Cuando llegó al medio de la habitación, hizo un recorrido visual que no dejaba lugar a dudas de que ahí había alguien más. La chaqueta de Paolo que reposaba en la silla junto con su corbata, los zapatos bien colocados a los pies, una camisa masculina tirada en el suelo, mi vestido hecho un burruño en un rincón…. Raúl se giró y me miró a los ojos con aire interrogante y con una mirada de cerdo difícilmente disimulable. Yo estaba completamente desnuda. 

-Claro que te invitamos-no sé qué me sorprendió más, si escuchar la voz de Paolo o lo que acababa de decir. 

Raúl sonrió y sin mediar palabra comenzó a desnudarse mientras Paolo sacaba unas cervezas del minibar. Yo estaba clavada en el suelo, sin saber qué hacer o qué decir. Se había descontrolado todo y mi cabeza iba a toda velocidad. ¿Pero qué cojones hacía yo sola con 2 jefazos de la empresa? La joven promesa y el líder de la compañía…. Madre mía, y yo en pelotas. Empecé a temblar violentamente y Paolo, que se dio cuenta, dejó las cervezas y me agarró por la espalda. Ese gesto me hizo recobrar temperatura inmediatamente, el notar sus poderosos brazos, su polla apretándose entre la raja de mis nalgas, creciendo… Giré la cabeza hacia atrás y comenzamos a besarnos violentamente. Unas nuevas manos comenzaron a tocarme entre las piernas. No quise abrir los ojos, sólo disfrutar de las sensaciones que me provocaban. Cuando sentí una lengua lamer mi hendidura en toda su extensión, un inmenso jadeo salió de mi garganta. Me separé del beso de Paolo y miré; ahí estaba Raúl, de rodillas, lamiéndome el coño agarrado a mis muslos. 

Paolo se separó de mi y me tomó de la mano, llevándome hacia la cama y dejando a Raúl de rodillas. Se tumbó bocarriba y supe lo que tenía que hacer, lo que me llevaba pidiendo el cuerpo meses. Me senté encima de él y me ensarté su polla con maestría, de un golpe. Le cabalgaba despacio, sintiendo toda su polla dentro de mi. Nos mirábamos fijamente a los ojos y ver el deseo en los suyos me enardeció. A mi y a Raúl, que entendiendo lo que pasaba se colocó detrás de mi y empezó a jugar con su polla y sus dedos, abriéndome el culo poco a poco, introduciéndose lentamente dentro mi. Cuando los tuve a los 2 dentro, creí volverme loca. Raúl, agarrado a mis tetas con las 2 manos, me embestía sin piedad pellizcándome los pezones. Paolo se agarraba a mis caderas para no dejar que su polla se escapara, para disfrutar de mi coño y del roce de otra polla contra la suya. El orgasmo me sobrevino de golpe, con una fuerza inusitada, casi animal, y aunque Raúl me tapaba la boca no pude dejar de gritar. Me daba igual que me oyeran, estaba fuera de mi y había olvidado todo sentido de la prudencia. Eso le volvió loco y noté que se corría dentro de mi culo, con su mano todavía en mi boca. Se la mordí y él no fue capaz de sacarla. Paolo, a su vez, seguía penetrándome con fuerza agarrado a mis caderas. Tardó un segundo más que Raúl en correrse, él lo hizo cuando terminó el otro, con sus ojos puestos en nosotros, que le observábamos con nuestras caras de placer, después de nuestro orgasmo. Cuando acabó me atrajo hacia él. Me tumbé y rodé de lado, abrazándome a su pecho y pasando una pierna por encima de él. Raúl hizo lo mismo y se tumbó a mi espalda, acoplándose perfectamente a mi. 

-¡Me cago en la puta! ¿pero cómo ha llegado esto aquí? –Raúl apartaba de la cama los restos de arena de playa que nuestros cuerpos desprendían. Paolo y yo, con mirada cómplice, nos sonreímos y no dijimos nada.

jueves, 19 de julio de 2012

La venda

Esta semana, por fin, retiré la última venda que cubría mis ojos. El proceso que comenzó en diciembre ya ha terminado y ha empezado uno nuevo. Todo el camino recorrido, tanto dolor, tanto sufrimiento... han tenido un sentido. El crecimiento personal duele, pero cuando acaba te hace sentir en paz. Y no pudo decir que no esté triste, porque lo estoy. Estoy viviendo una de las peores épocas de mi vida; pero estoy por fin tranquila y en paz.

No sé qué pasará a partir de ahora, pero sé que estaré bien. Me apena porque han sido 10 años juntos, 2 preciosos hijos y un proyecto de vida común que ahora se va al traste. Pero creo firmemente que seremos mejores amigos que pareja, aunque ahora estemos hechos polvo y tristes, nos sintamos fracasados y veamos lo que se nos viene encima como una losa insuperable. Yo le quiero, mucho. Le querré siempre por todo lo que me ha dado, lo bueno y lo malo, pero nos estábamos amargando la vida. No se puede luchar contra un imposible y él tampoco tiene la culpa de ser como es. No le guardo ningún rencor, sólo siento agradecimiento, cariño, melancolía, tristeza de verle tan hundido.... Aunque él sabe que es lo mejor. 

Mi marido tiene todavía que retirar su venda. Él se la quita y se la pone continuamente porque le aterroriza el fracaso. Le aterroriza sentir que ha fracasado en todo en esta vida. Pero ya le digo yo que no. Que es un gran hombre, una gran persona, un padre maravilloso, un amigo leal y divertido; es un trabajador incansable, perfeccionista, con una entrega absoluta, alguien que hace bien hasta lo desagradable y no le asusta. Sólo tiene que creérselo todo. Y creerse que siempre estaré a su lado, pase lo que pase. Que siempre tendrá a sus hijos, que mi casa la tiene abierta para lo que quiera, que sus hijos siempre tendrán a su padre y que yo me encargaré de que no sólo no le olviden, sino que disfruten de él y de su compañía. Que sepan que sus padres se quisieron mucho y aún se quieren, pero que no pueden continuar como pareja y no es bueno empeñarse en un imposible.

Todavía podemos ser felices, darnos una segunda oportunidad. La vida nos la brinda ahora y sólo tenemos que aceptar lo que viene con serenidad y entusiasmo. Y seremos capaces, porque siempre lo hemos sido.

Te quiero, amor mío. No lo olvides jamás.

martes, 10 de julio de 2012

Pereza

Ultimamente estoy muy perezosa, no sé lo que me pasa. no tengo ganas de escribir ni de publicar nada, mucho menos fantasías. Pero me lo tengo que tomar en serio o si no mi blog dejara de tener sentido. Qué es un cuaderno de bitácora si no se rellena? pues nada, no es nada. Y la verdad es que no entiendo esta pereza, ya que ganas de follar las tengo todas sino más... pero imagino que estaré falta de ideas, de situaciones excitantes, de ganas de fantasear en definitiva. Tendré que encontrar a mi "muso", si es que eso existe.

Pienso que igual es que lo que me pide el cuerpo es más cariño que otra cosa, que apagar las penas a golpe de sexo desgasta, que se convierte en una maratón de sensaciones ahogadas en el ruido de uno o varios cuerpos fundiéndose, acallando el verdadero ruido interior que pugna por salir a la superficie. Me siento despegada del suelo, ingrávida, mecida por las ondas, sin energía propia; y es el sexo brutal y salvaje el que me sacude y me baja al suelo como un mortal más, me saca de mi ensimismamiento y me vapulea, guillotina mis sentidos, embraga mi marcha y acelera mi ritmo. Todo en una vorágine que me hace inconsistente, que me angustia y me deshace, que me imanta al suelo y me desmaterializa al acabar.

Qué pereza, de verdad. Qué pereza tan grande. Pereza de conquistar, de ser conquistada. De follar y de hacer el amor. De hablar, de reir. De cansarme y de descansar. Tengo pereza de mi misma y de mi vida. Hastío, aburrimiento, tedio.

jueves, 21 de junio de 2012

Use Somebody

USE SOMEBODY


I've been roaming around,
He estado vagando,
I was looking down at all I see
Bajando la vista ante todo lo que veo
painted faces,
Caras pintadas,
fill the places I can't reach
Rellenan los lugares que no puedo alcanzar

Cómo me recuerda esta canción a nosotros. Siento que estoy vagando por el mundo y tú siempre has estado tan cerca y tan condenadamente lejos… que siento que todo lo que he hecho en esta vida desde que te conozco ha sido vagar por calles, ciudades, países, buscando en cada cara la tuya; intentando rellenar mis vacíos con cualquier otra mujer. Intentando alcanzarte, llevarte a lugares nunca descubiertos por ambos. Lugares que ya no tienen sentido si no puedo compartirlos contigo.

You know that I could use somebody...
Sabes que podría usar a cualquiera
you know that I could use somebody...
Sabes que podría usar a cualquiera

Y lo sabes, sabes que puedo usar a cualquiera, que puedo acostarme con cualquier mujer. Cualquier mujer estará deseando compartir un rato de cama conmigo. Sabes que para mi es un reto y un aliciente, es un juego; un juego al que antes jugaba despreocupado, que luego jugué contigo y para ti, pero que ahora carece de aliciente y contenido. Ahora que no puedo tenerte, el juego ha perdido su sentido; no me apetece jugarlo con nadie más. Me falta la reina del ajedrez y las demás no son más que meros peones que me como, pero que no tienen valor, no si no está mi reina en el tablero.

Someone like you
Alguien como túand all you know
Y todo lo que sabes
and how you speak
Y la forma de hablar
countless lovers
Amantes incontablesundercover of the streets
Clandestinos de las calles

Podría, podría usar a alguien que fuese como tú, pero sé que es imposible. No voy a poder encontrarla. No voy a poder descubrir a otra con tu forma de hablar, de moverse, de sentir…. Otra que me conozca tan bien, que sepa tanto de mi, que me invada de una forma tan arrolladora que me hace sentir completo, como si me conociera de toda la vida, como si no tuviera que explicar nada ni decir nada porque ya me conoces.

You know that I could use somebody...
you know that I could use somebody...
Someone like you

Sabes que podría usar a cualquiera de las otras, de esas que me tropiezo  por las calles, de esas a las que arrastro a encuentros clandestinos a media luz. Pero siempre les pongo tu cara. Ya no me sirve porque busco a alguien como tú.


(Oh, oh, oh, oh, oh, oh
Oh, oh, oh, oh, oh, oh [wha-ah-ah]
Oh, oh, oh, oh, oh, oh [wha-ah-ah]
Oh, oh, oh, oh, oh, oh)

Off in the night,
Roto en la noche
while you live it up,
Mientras tú te lo pasas en grande
I'm off to sleep
Estoy demasiado roto para dormir
waging wars to shape
Moviendo guerras para moldear
the poet and the beat
Al poeta y al ritmo

Y sin embargo, te veo renacida, rehecha. Disfrutando de la vida como sólo tú sabes hacerlo. Con tu energía arrolladora, dándoles a los demás lo que una vez me diste a mi. Y me rompo, porque se me han quitado hasta las ganas de dormir y sólo busco batallas que ganar aunque las sepa perdidas de antemano. Soy un artista, un poeta de las formas que se ha quedado sin inspiración, sin musa y sin compañera.


I hope it's going to make you notice...
Espero que esto te haga darte cuenta…
I hope it's going to make you notice...Espero que esto te haga darte cuenta…

Pero no lo doy todo por perdido. Ya me he dado cuenta de que no puedo prescindir de ti, de que te necesito conmigo. No voy a pedirte nada ni a exigirte nada, sólo me vale que estés a mi lado, que volvamos a jugar juntos. Espero que estas letras te hagan darte cuenta de que todavía existo, de que alguien como yo….


Someone like me...
Alguien como yo…

(Oh, oh, oh, oh, oh, oh) Someone like me...
(Oh, oh, oh, oh, oh, oh) someone like me... somebody...
(Oh, oh, oh, oh, oh, oh) [wha-ah-ah]
(Oh, oh, oh, oh, oh, oh)

(I'm ready now, I'm ready now
I'm ready now, I'm ready now
I'm ready now, I'm ready now
I'm ready now)

Ya estoy preparado
De que alguien como yo está ya preparado para jugar, para volver contigo, para ocupar mi sitio a tu lado.

. . . . . .
(Oh, oh, oh, oh, oh, oh) Someone like you... somebody
(Oh, oh, oh, oh, oh, oh) Someone like you... somebody
(Oh, oh, oh, oh, oh, oh) Someone like you... somebody
(Oh, oh, oh, oh, oh, oh)

I've been running around, I was looking down at all I see...

La música seguía fluyendo lentamente en aquel bar medio desierto de Berlín. Qué casualidad, Kings of Leon…  allí estaba yo, tomándome una cerveza en una cálida noche de verano alemana, esperándole en una terraza. Me encanta esta ciudad, tan bohemia, tan abierta… no se parece a muchas. Me impresionó la primera vez que estuve, tantos años atrás. No me la esperaba. Quizá por eso estaba tan abierta a sentir, una ciudad que me sorprendió, un hombre que siempre me sorprendía…. Y yo, que siempre me sorprendo de mi misma. La vida es una absoluta y deliciosa sorpresa, pensaba mientras observaba a 2 hombre que conversaban animadamente en frente de mi. No se me había escapado que me observaban y probablemente, hablaban de mi, amparándose en su idioma impronunciable. Les volví a mirar y el moreno y yo cruzamos la vista. Esta vez no la aparté, la sostuve con mi sonrisa más sensual, con mi seguridad más aplastante. Me la devolvió con sus blancos y perfectos dientes que resaltaban sobre su piel morena. Ciertamente, no parecía alemán; su amigo, tampoco. Aunque más claro de tez y castaño, parecía más del sur de Europa que germano.

Algo me distrajo y retiré la mirada de la suya. No sabía bien qué había podido ser… ah! Ahí estaba Ángel… le había presentido incluso antes de verle. Siempre nos pasaba igual, esa especie de intuición, esa complicidad que había entre ambos. Hacía meses que no le veía por una pequeña discusión y le echaba de menos, pero sabía que nada había cambiado entre nosotros. Para mi sorpresa, se sentó en otra mesa de la terraza, pidió una cerveza y se quedó ahí, mirándome fijamente y sonriendo. Quería jugar… algo en mi interior me dijo que había presenciado la escena con los 2 chicos alemanes.

Me armé de valor, cogí mi cerveza y me acerqué a la mesa donde los 2 chicos seguían conversando sin dejar de lanzarme miradas. “kann ich ein Platz nhemen?” y sin esperar respuesta de sus desconcertados rostros me senté. Evidentemente, ellos no lo sabían, pero hablaba alemán con bastante fluidez. Miré por el hueco que quedaba entre ambos y vi la cara de Ángel, que se relamía la espuma de su cerveza, con sus ojos fijos en mi. Asintió levemente y eso me excitó. “Ya he mojado las bragas” pensé, y supe que él también lo sabía. Empecé a charlar con los 2 chicos, pero poco me interesaba su conversación, así que en un momento dado, agarré con mis manos la cara del moreno y apoyé suavemente mis labios en los suyos. Mi lengua empezó a abrir la barrera de su boca, buscando la humedad que escondía y el beso se transformó en agua y en mucho calor. Me separé de golpe, dejándole con ganas de más, con los ojos cerrados esperando que siguiera. El amigo nos miraba atónito y yo le sonreí. No era capaz ni de devolverme la sonrisa, así que de forma muy resuelta, me levanté de mi sitios y me senté en sus rodillas. Su cara era ya de puro desconcierto, mezclada con una violenta excitación que yo ya notaba debajo de mis piernas. Así que le susurré suavemente en el oído: “Sabes que debajo de mi falda no llevo bragas?” y le besé. No tardé nada en sentir su mano subiendo por mis suaves muslos, buscando descubrir la verdad de mi afirmación. No le puse impedimento, abrí las piernas para facilitarle el camino y él siguió hasta llegar a mi coño, por aquel entonces ya empapadísimo. Se detuvo ante el tacto suave de mi coño completamente depilado, pero fue sólo un momento, rápidamente siguió hasta acariciar toda mi hendidura que palpitaba caliente.

Hacía tanto que no la veía que no terminaba de recordar lo cachondo que me ponía. Cachondo y celoso a partes iguales. Qué juguete, que juguete tan sorprendente descubrí aquella noche a través de un espejo. Y era ahora cuando la estaba viendo jugar, porque está jugando para mi, eso está claro. ¿Hasta dónde estará dispuesta a llegar por follarme? Estoy seguro de que sabe que si no se los folla, me voy a pirar sin tan siquiera decirle “hola”.

Ya estaba entregada, lo notaba. Mi nivel de excitación crecía por momentos y lo hizo de manera exponencial cuando el moreno se unió a nosotros y empezó a tocarme los muslos. Ya no aguantaba más. Me separé de mi presa y le susurré al oído: “nos vemos en el baño?” y antes de que fuera capaz de responderme, me levanté y fui hacia dentro del bar. Antes de entrar, me paré en seco y miré directamente a Ángel a los ojos. Mi media sonrisa se lo dijo todo. Quería que él estuviera, que viera cómo me iban a follar esos 2 desconocidos.

Seguí caminando hacia la parte interior del bar, ellos siguiéndome a una distancia prudencial: Miré a los lados y me colé en el baño de hombres, siempre mucho más discreto que el de mujeres. No tardaron mucho en entrar ellos y cuando me giré a mirarles no me dio tiempo a mucho más. En seguida estábamos enredados en brazos, manos y bocas, lenguas húmedas y calor, mucho calor. No noté cuando se abrió la puerta y entró Ángel. Sólo lo supe porque mis acompañantes pararon. Él y yo nos sonreímos, y ellos entendieron todo cuando nos vieron y él se apoyó contra la puerta para no dejar pasar a nadie. Yo ya estaba como loca. Me agaché, les desabroché el pantalón y me metí sus 2 pollas en la boca. Mientras me las comía le miraba a él que había comenzado a tocarse por encima del pantalón y supe que iba por el buen camino.

En un momento dado, el moreno me agarró del pelo para levantarme. Me llevó con el y se sentó en el limpio inodoro. Lo tuve claro. Me levanté la falda y le monté, ensartándome su polla de golpe. Empecé a cabalgarle hasta que sentí la presencia del rubio. Entonces, juguetona, me eché hacia adelante ofreciéndole mi trasero. No tardé en sentir su polla intentando entrar en mi culo, que se movía al ritmo de la cabalgada. Cuando sentí las 2 pollas dentro de mi, creí desfallecer. El rubio no tardó mucho. Mi culo aprisionaba tanto su polla y la situación era tan impresionante que se dejó llevar. Con sus alaridos llegó el orgasmo del segundo y allí me dejaron, sudorosa y excitada, entre ellos. Empezamos a separarnos y a salir de las estrecheces en las que estábamos y cuando me recompuse le vi a él, sonriendo. Me acerque y le susurré en el oído: “Jugamos?”

No pude más que decirle: “claro, capricho”. La abracé fuerte, la levanté del suelo y me la llevé colgada de mi cuello, como sabía que a ella le gustaba. Ahora estábamos los 2 juntos otra vez y le iba a regalar el polvo de su vida, ahora ya no necesitaba usar a nadie. No lo necesitaba, la tenía a ella.

domingo, 3 de junio de 2012

Gracias

Te veo entrar, tal alto, tan guapo... Que me cortas la respiracion. El pelo negro echado hacia atras, rebelde, tupido, que te da un aire de tipo duro; los brazos fuertes y poderosos, se adivinan bajo la camisa, al igual que tu pecho amplio, ese en el que me gusta recogerme. Me das los buenos días, como siempre haces cuando me subes el correo al despacho y no puedo evitar ponerme colorada. Te has dado cuenta de que tengo la vista clavada en la mesa de reuniones, esa que tanto juego nos ha dado mas de una vez.

Me sonríes y ya sabes que he perdido toda voluntad. Me levanto y voy hacia ti, con la intención de recoger el correo que me traes. Pero tú eres más rápido: de 2 zancadas cubres la distancia que nos separa, arrojas el correo encima de mi mesa con una mano y con la otra ciñes mi cintura para no dejarme escapar. Entonces me abandono en tus ojos y siento que me hago líquida para mojarte y atraparte en mi marea. Te echo los brazos al cuello para darme impulso y aupándome, te rodeo las caderas con mis piernas. Y ahora sí, tus grandes manos atrapan mi trasero y me llevas en volandas para aplastarme contra la pared, para dejarme entre ella y tu placer. Te muerdo los labios, los acaricio con mi lengua... La ropa empieza a volar, me aplastas contra la pared, los pechos desnudos de ambos se funden en uno.

No llevo bragas y soy tremendamente liquida, no te cuesta nada acariciarme con tu miembro duro y caliente. Y lo siento, siento que voy a perder el control, que me voy a perder en tus ojos y en mi humedad, en tu calor y en el mio, que nos vamos a fundir.

Me llevas a la mesa, me agarro al borde y te ofrezco mi grupa. Me acaricias, te inclinas sobre mi y me besas, rozas mis nalgas con tus labios. Me lames, me pruebas con tu lengua y notas que ardo. Eso te anima a ir más allá, a abrirme poco a poco, a jugar con tu lengua por toda mi hendidura. Y cada vez soy más líquida... Me gusta que me lamas, que descubras mis recovecos, que abras mis hendiduras que buscan abrirse a algo más. No puedo esperar mucho más y lo notas. Te inclinas sobre mi y me besas tiernamente el cuello, entrelazas tus dedos con los míos disfrutando de esa intimidad y entonces, lento pero firme, te abres camino dentro de mi, buscando ser recogido, acompañado hasta lo más hondo de mi ser.

Jadeo y me embistes, y acompaño tus embestidas con mis jadeos, buscando con mis nalgas que llegues más hondo, más fuerte. Tus manos siguen enlazadas en las mias y me incorporo buscando tu intimidad, pegando mi espalda a tu pecho. Me coges la cara con las manos y siento que se para el tiempo. Y nos besamos, perdiendonos el uno en el otro. Empujas de repente, sin previo aviso, arrancandome una exhalación de placer desde lo más hondo de mis entrañas. Estoy temblando y tú acaricias suavemente mis costados, me vuelvo a estremecer.

Te acercas a mi oido y me susurras: quiero dártelo todo, quiero dártelo en la boca, quiero calmar tu sed. Y sales despacio, abandonándome, privándome de tu intimidad. Tiemblo como una hoja al oírte y tú me das la vuelta y me besas suavemente. Me arrodillo y te miro desde abajo, con los labios entreabiertos, brillantes de saliva. La dejas ahi y mi lengua, ávida, la acaricia. Sabe dónde lamer, lo sabe muy bien. Me la meto entera en la boca y comienzo a comértela lentamente, concienzudamente, mordisqueandola, haciéndola mía. Chupo uno de mis dedos y acaricio tus nalgas, entre ellas... Ya sabes lo que voy a hacer. Coges mi dedo y lo guías dentro de ti. Te oigo gemir, agarras mi pelo y me follas suavemente la boca mientras yo invado tu ser con mi dedo. Sé que te vas a correr y un alarido tuyo de placer lo corrobora. Estallas en mi boca, llenándola, estremeciéndote desde los pies hasta el pelo y yo permanezco agarrada a ti, jugando con mi dedo, recibiéndote con mi boca. Te agachas, jadeando, buscando compartir tus fluidos en un beso ardiente. A regañadientes te doy parte de mi premio y sonriendo, me dices: soy todo tuyo.

Me incorporo y me apoyo en la mesa, las piernas semiabiertas, si dejar dudar a la imaginación. Te agarras a mis muslos y me lames. Besas cada parte de mi, me lames y lo noto, tu lengua ha encontrado lo que me gusta. Y estoy muy cerca de dejarme ir. Te lo digo pero sigues tu ritmo, cadencioso, lento, como a mi me gusta. Y no lo puedo reprimir por mas tiempo. El orgasmo me invade de una manera brutal. Te aparto suavemente mientras las oleadas de placer me sacuden y hacen que me doble sobre mi misma. Me quedo así, abrazada a tu cabeza, y te susurro: gracias.

Gracias a ti.... Me dices.

Por fin

Por fin nos vemos. Lo habíamos planeado desde hace tanto tiempo... Y por fin os veo, por fin estamos juntos en la intimidad de la habitación. En ese momento sólo se me ocurre abrazarte y enterrarme en tu hombro, entre tu pelo limpio que huele tan bien. Me acaricias la espalda y me aprieto contra ti. Sé que no está bien, que le estamos dando de lado, pero no lo puedo evitar. Tu contacto me tiene atrapada, como los polos opuestos de un imán, y ni puedo ni quiero soltarme de ese abrazo que va a terminar por fundirnos.

Asi abrazadas caminamos hacia la cama. Él lo entiende y discretamente se retira, se funde en la pared, se hace cuadro visible y presente, lejano y ausente, atrezzo de nuestras fantasías. Y acaricio tus labios con los míos con timidez, asustada de tu respuesta, hasta que siento tu lengua abrirse camino entre ellos buscando la mía, reconociendose en ella. Me abandono a tus manos y a tu boca y se para el tiempo, se vuelve eterno ese instante entre las 2, descubriéndonos, forjando la intimidad a golpe de caricias y de deseo.

Bajo por tu cuello repartiendo suaves besos por tu clavícula, por tus pechos, mordisqueo tus pezones; te empujo delicadamente hacia atrás y sigo mi camino hacia tus profundidades. Introduzco mi lengua en tu ombligo y mi mano decide explorar por su cuenta. Acaricio tu pubis mientras mi boca besa tus ingles, mi dedo gordo busca tu clítoris y ya, ya se ha dado cuenta dónde te gusta... Ya lo sabe y guía a mi lengua, nueva en estos lances. Le enseña dónde tiene que lamer, cómo tiene que presionar. Y sé que se lo ha enseñado bien, pues te oigo gemir suavemente. Decido aventurarme más y busco la entrada a tus secretos con mis dedos, que entran decididos, maestros de un arte que ya conocen, arrancándote un grito de placer que nace de lo más hondo de tus entrañas. Mi lengua sigue lamiéndote despacio, saboreándote, mientras mis dedos presionan y se retiran, una y otra vez, recogidos por ti.
Y entonces, sorprendida, lo noto. Te haces agua, líquida, y mis dedos quedan atrapados por ti, en oleadas crecientes. Te agarras a mi pelo, me estiras de él y me haces daño, pero no cejo en mi empeño de acompañarte en cada sacudida de tu orgasmo. Porque es mío, ese orgasmo es mío, es mi premio y me lo quiero cobrar. Quiero beber de ti, que sacies mi sed y no te suelto ni cuando veo que el orgasmo ya ha remitido. Sigo libando de tus entrañas hasta que me retiras suavemente y vuelvo a mi realidad.

Me sonries y me aúpo a tu lado, abrazándome a tu costado, reposando mi excitación. No me doy cuenta de que te incorporas, he debido quedarme dormida en tus brazos. No te siento hasta que estás sobre mi, sonriéndome pícara, abriendo mis piernas para meterte entre ellas. Y entonces, lo noto; lo noto pero mi cabeza es incapaz de registrar esa sensación asociada a ti. Me siento penetrada pero eres tú la que estás sobre mi. Cuando miro por encima de tu hombro y le veo sonriéndome, lo entiendo todo y me relajo, te dejo hacer. Me follas, me embistes una y otra vez con ese artilugio del demonio que me está volviendo loca y busco tu boca, el contacto de nuestros pechos, el roce de nuestra piel mientras te mueves dentro de mi. La base de esa polla de plástico nos acaricia el clítoris a ambas y siento que me voy a morir. Se me va la cabeza y me invade un orgasmo tan brutal como el sentir tus dientes en mis pezones mientras me haces tuya. Aúllo de gusto, pataleo hasta quedar exhausta y languidezco sobre las sábanas, viendo tu sonrisa, tu hermosa sonrisa.