jueves, 26 de abril de 2012

La pianista y el piano

Sentada al piano, toco un nocturno de Chopin. Acaricio las teclas, mis manos se deslizan sobre esa superficie tan fría y me la devuelven cálida al tacto, suave y dura a la vez. La música llena la estancia en penumbra, me envuelve en su ronroneo conocido, tan melódico, tan sensual.... giro un poco la cabeza para apartar ese mechón de pelo rebelde que hace las veces de flequillo, que siempre tengo en la cara y que me impide ver. Aunque no hace falta que vea nada, porque toco con los ojos cerrados, dejándome ir por los sonidos, embriagándome de las sensaciones que en mi provoca tocar el piano así. Cambio a Bach, tan rápido, tan repetitivo y los arpegios suben y bajan uno detrás de otro; se encadenan, juegan en mis manos, en las puntas de mis dedos, cada vez más rápido, hasta llegar a un fabuloso clímax y paro, sudando, no sé ni dónde me encuentro.

La habitación está en penumbra en esa calurosa tarde-noche de agosto, pero aun así hace mucho calor. Estoy sudando y las gotas de sudor resbalan por mi nuca hasta el hombro, escurriendo alguna por la clavícula, hasta llegar a mi seno derecho, que tan sólo está cubierto por una fina camisola de hilo. Vuelvo a posar la vista en el piano y continúo por Beethoven Sonata #1 In F Minor y el Allegro me lleva otra vez al trance. De repente, lo noto. Sé que está ahí... su olor, tan familiar como la música que toco... pero no me hace perder la concentración. Sigo y sigo tocando, cada vez más frenéticamente. El olor se acerca y me golpea fuertemente, llevándome a lugares que hacía mucho no visitaba.

No noto el primer contacto de sus manos en mis costados. Está arrodillado detrás de mi, acariciándome. Suben y bajan, se detienen en el comienzo de mi pecho y vuelven a bajar hasta mis caderas. En un último giro, el allegro acaba abruptamente y me quedo quieta, jadeando, sin mover un músculo salvo por mi respiración. Pega su cara a mi espalda y me echo hacia atrás, como reconociéndole y él me rodea con sus enormes brazos. Permanecemos así unos segundos hasta que mi respiración se hace regular; ha sido tremendamente parecido a un orgasmo y sigo en trance, ida, notando el fluctuar de las ondas que emanan los objetos y los cuerpos que me rodean.

Y vuelvo a notarlo. Noto otra presencia dentro de la sala, más fuerte, más poderosa. Y es extraña y desconocida, lo que hace que mi cuerpo se tense en alerta. Estoy tremendamente sensible a los estímulos externos y hace tanto calor.... él lo nota y me empieza a acariciar de nuevo. Pega su boca a mi cuello y me susurra, apartándome el pelo: "sshhhh, ssshhh" mientras acaricia mi cabeza, que cae ladeada sobre mi hombro izquierdo. "Tranquila".... y me relajo, porque sé que todo va a ir bien.

Sigo con los ojos cerrados, pero siento cómo dos personas se sientan una a cada lado de mi en la banqueta alargada de mi piano. Noto el calor que emana de sus cuerpos, sus olores y la intensidad del deseo que les ha provocado la escena. Y se crea como un círculo mágico, casi místico.... el cuerpo me pide seguir tocando para no romper esa magia, así que a ciegas, coloco las manos sobre el piano y arranco con Satie Gymnopedie nº1, una de mis favoritas. Sigo en trance, pero empiezo a notar cómo varias manos acarician mis muslos, desnudos; otras manos más conocidas alzan mi camisola de hilo y levanto brevemente los brazos para ayudarle a sacarla, sin perder la concentración en la música, ni en las manos que siguen acariciando mis muslos, que suben por mi vientre, que se hacen con mis pezones....

Acaba la pieza y vuelvo a quedar con los ojos cerrados, laxa, moviéndome al son de las ondas que mis compañeros desprenden de sus cuerpos. Para mi sorpresa, noto que uno de ellos es una mujer... ese ligero olor dulzón, esa delicadeza. Giro la cabeza hacia ella y abro los ojos. La penumbra desdibuja sus rasgos, pero es una mujer, sin duda, y está completamente desnuda a mi lado. Nota que la miro y se inclina sobre mi para besarme. Nuestros labios juegan a reconocerse, a acariciarse, a humedecerse poco a poco. Las lenguas, tímidas, van entrando en contacto con lentitud. El hombre que está sentado a mi lado me agarra de los pechos mientras, los acaricia, presiona los pezones cada vez con más fuerza, como a mi me gusta... El otro, el que es tan conocido y familiar, me ha soltado e intuyo que está ocupándose de mi compañera. Pero nosotras seguimos enlazadas, jugando con avidez con las lenguas, acariciando nuestro pelo, nuestro cuello....

Ellos, ansiosos ya por tenernos, nos separan abruptamente de nuestro beso. Sorprendida, miro hacia mi compañero, que me sonríe encendido de deseo, los ojos brillantes. Y me besa, profundamente, sentado como está a horcajadas en la banqueta. Mis piernas reposan sobre su muslo y él me atrae hacia sí, mientras sigue besándome. Su lengua es puro fuego y no tardo en pasar del trance a la excitación más extrema. Me sacude con violencia y me recorre el cuerpo entero como una descarga eléctrica. Abro los ojos y veo al hombre tan familiar detrás de la mujer. Sus ojos me miran fijamente a través del negro pelo de ella y me están sonriendo, diciéndome: "lo ves? es nuestra fantasía, y te está encantando".

El deseo no me deja decir nada, tengo mi garganta atenazada y ese calor tan agobiante... sus manos, sus labios, su lengua... recorren mi garganta, mis pezones endurecidos, los muerden. Echo mi cabeza hacia atrás y me dejo ir, por primera vez en mucho tiempo, me dejo ir. Cuando sus manos se adentran entre mis muslos siento que el orgasmo llega de improviso, de repente, sin poder hacer nada por contener las enormes oleadas de placer que me abarcan entera. Apoyada mi espalda contra su pecho, mi cabeza reposando en su hombro, dejo que las sacudidas remitan lentamente, me abandonen y me abandone la consciencia. Mi compañero me acaricia y me besa, sorprendido; no se explica que haya conseguido tanto por tan poco. Me acuna en su pecho y poco a poco voy abriendo los ojos, al runrún de los gemidos de ella que, a cuatro patas y agarrada a la banqueta, soporta estoicamente las embestidas de su compañero.

La visión me enardece y tensa mi espalda. Mi compañero lo nota y me mira, interrogante, pero no le doy tiempo a preguntar. Agarro su nuca y le beso violentamente, con rabia, como si quisiera devorar su alma. Él no espera más. Me levanta en volandas y me sienta en el piano, sobre las teclas, y me clava la polla hasta dentro, con furia. Grito de dolor y eso le excita todavía más, así que se agarra a mis caderas y me folla con fuerza sin apartar sus ojos de los míos. En ese momento escuchamos como la mujer se corre "así, asiiiii". Mi acompañante entonces se vuelve loco y me folla como si le fuera la vida en ello. La mujer queda desmadejada sobre la banqueta y él, el que es tan familiar, viene a mi lado y me dice al oído: "has visto cómo se ha corrido? Cómo he hecho que se corra?" una punzada de celos me atraviesa el estómago, a la vez que mi compañero se corre entre gruñidos.

Cuando se aparta, me quedo expuesta, sentada en las teclas de mi piano, con las piernas abiertas apoyadas en la banqueta. Él me sonríe, sabe que ha provocado mis celos, sabe que quiero ser la única y que no quiero serlo. Sabe que esa contradicción vive en mi. Y él me mata de celos siempre que puede. Estoy tan cachonda como cabreada y él lo sabe y aprovecha. Ocupa el lugar del otro y me penetra lentamente, metiendome la polla hasta el fondo. El polvo es suave e intenso y no tardamos en corrernos a la vez, atrapados por el ambiente, por las ondas que nos envuelven y nos unen. El orgasmo es brutal y la sincronía perfecta. Al acabar, nos miramos a los ojos y nos besamos con ternura. Y pienso... "ha sido el mejor, sin duda" mientras siento cómo la electricidad me va abandonando.

jueves, 19 de abril de 2012

El barro y el artista

Me gusta cuando juegas conmigo. También me encanta jugar contigo. Porque jugamos igual. Nos entendemos a la perfección y no has ideado tú una cosa que ya la había pensado yo o viceversa. Somos tal para cual y ambos lo sabemos, y aparte de cualquier otra cosa, somos capaces de comprenderlo y de lidiar con ello. Nos celamos, pero nos excitamos; nos deseamos tanto como para follarnos a otras personas por el placer de ver el reflejo de nuestro deseo en el otro. Porque lo sabemos, sabemos que ardemos de deseo el uno por el otro, y cuando te veo ligándote a otra sé que lo haces para mi, para excitarme y volverme loca. Porque sé que te la follas pensando en el placer que me das al hacerlo, porque sé que tu mente está puesta en mi y no en ella, porque sabes que esa excitación me la voy a cobrar tarde o temprano. Porque vas a pagar por ponerme tan puta y no dejar que te toque. Y no tocarme tú a mi.

Sabes y te lo dije, soy el perfecto juguete entre tus manos, el barro que tu moldeas. Y te falta muy poco para que sea una obra completa. El día que te folles a una delante de mi para excitarme y no me quede esperando mi premio final, el día que responda a eso dándome la vuelta y follándome al primero que vea; ese día, ese día habrás acabado tu obra. Estaremos en igualdad de condiciones. Me follaré a quien quiera con la seguridad de que tú siempre serás el primero y el único, el que ocupa mi mente y mi cuerpo, y que además tú lo sabes. El resto sólo serán accesorios de nuestros juegos, el atrezzo de nuestras fantasías. Y no te confundas ni te equivoques conmigo, te voy a volver loco como tu me vuelves loca a mi. No vas a ser inmune a mi juego y no va a haber otra con la que disfrutes jugando tanto como conmigo. Por eso sabré que eres mío y yo tuya, el principio y el fin de mi deseo y mis fantasías.

martes, 17 de abril de 2012

La nada

Siento que el mundo se tambalea bajo mis pies....y no soy capaz de pararlo. Es una sensación inquietante que me consume, que lleva condsumiéndome casi 4 años y ya no sé cuándo va a acabar. No sé si mi cuerpo y mi mente van a ser capaces de superarlo sin acabar loca, sin acabar enferma de preocupación. No sé si voy a ser capaz de frenar el desastre, de no arrastrar conmigo a los demás... de sacarles de mi mierda y dejar que me consuma yo sola. No creo merecerlo, tampoco creo que la vida sea justa... debo de estar pagando alguna vida anterior, porque si no, no me lo explico. Todo se tuerce, aun cuando creo que ya ha llegado el final, que ya he tocado fondo. Pero nunca es suficiente, el monstruo siempre quiere más y yo no soy capaz de ansiarlo.

Se me ha agriado el carácter, aunque a veces atisbe signos y tenga momentos que recuerden la que una vez fui. Sé que no es más que una ilusión, que me perdí hace 4 años y no soy capaz de encontrarme. No sé por dónde estoy y me da igual, porque esté donde esté, el mundo sigue temblando bajo mis pies en espera de abrir la brecha que me trague y me entierre definitivamente. Porque me da igual seguir, aunque sé que no sigo por mi, que sigo sólo por los que dependen de mi, porque no quiero que el monstruo les trague a ellos también. Si fuera por mi... habría abandonado esta mierda hace tiempo, esta mierda que no merezco y que no me da tregua. Estoy taaaan cansada....

Ya no me quedan caras amables que poner, todo me afecta y me duele. Me afecta los que juzgan a la ligera, los que me tratan con condescendencia, los que no miran más allá de su vida gris y lineal. No tengo empatía ni la quiero, sólo quiero dejar de compadecerme y acabar con el monstruo. Demostrar que puedo con él, aunque ya no estoy tan segura como antes. Y si en mi locura, en ese querer intentarlo, he arrastrado a todos a una vorágine de sufrimiento? cuándo parar, cuándo dejarlo...

martes, 10 de abril de 2012

De brujerías

Siempre me lo han dicho, que hay un punto de bruja en mi muy fuerte... y como tengo sangre gallega siempre crei que " as meigas, haberlas haylas". Como dice una buena amiga mía, no es que yo tenga superpoderes que me hagan percibir cosas que el resto de gente no percibe, sino que tengo mayor sensibilidad a entender el lenguaje no verbal de la gente. Sea como fuere, percibo cosas en la gente que a la mayoría se le escapan. Y no sé si es una virtud o un defecto, porque me predispone a favor de una persona o me hace ser tremendamente cauta.

Además, el resto no termina de entenderme cuando digo lo que siento, sobre todo si lo que siento es contrario a lo que piensa la mayoría. Mis amigas, que ya están más acostumbradas y saben que fallo poco (por no decir nada), ya se han acostumbrado y eso me permite hablar con más libertad y sin temor a ser tachada de loca o rara; con el resto de personas, es otra cosa. Así que me suelo morder la lengua y ocupar un discreto segundo plano cuando mi feeling me lleva a pensar diferente de la mayoría, no vaya a crear suspicacias o hacer que esto se vuelva en mi contra.

Me intento poner en el lugar de los otros y les entiendo, es difícil dar crédito muchas veces a lo que digo, pero ni yo misma soy capaz de explicarlo en ciertas ocasiones. Es algo que siento en las tripas y me hace tener buen rollo o mal rollo. Se expande por mi cuerpo, poco a poco.... y si el sentimiento es bueno, es genial, porque sintonizo en seguida. Cuanto mejor rollo me da una persona, más lo siento, más me llena y más lo disfruto. Pero si es lo contrario, el desasosiego me invade y cuanto más trato a esa persona más incómoda me siento. Y lo peor es que muchas veces no sé explicar por qué es, es sólo la sensación de que algo no encaja, no funciona..... ´

Aun así, como en todo hay grados. Y lo que yo sienta con respecto a una persona puede ser sólo algo relativo a mi persona o ser algo en general. Quiero decir, que huelo a los que son cabrones en general y a los que no encajan conmigo en particular, que puedo discernir entre lo que va sólo conmigo o lo que va con todo el mundo. Lo único es que cuando alguien no es trigo limpio conmigo, suele no serlo en general, aunque en distintos grados; igual que al revés, el que es buena gente normalmente lo es conmigo y con el resto. Y esto es lo que me lleva a veces a tener problemas.

No pretendo que todo el mundo entienda mi planteamiento vital, ya sé que es muy difícil; sólo pido que se respeten mis posturas y que en ocasiones, ni se pregunte más de la cuenta ni se pretenda cambiar mi opinión, pues esto es algo completamente involuntario en mi. No puedo hacer nada por cambiar lo que siento porque es eso, un sentimiento, algo que trasciende a lo puramente racional. Aunque muchas veces he intentado racionalizar lo que siento o lo que la otra persona me provoca, no he conseguido engañar a mis tripas ni a mi corazón. Así que aviso a navegantes.... una es como es.

sábado, 7 de abril de 2012

Tocarte

Recostada en la cama sobre una almohada, la tengo a ella entre mis brazos. Hoy soy yo la que, haciendo de sillón, acaricio su vientre, su pecho, juego con sus pezones. Ella gime y se retuerce, se deja hacer; y es él el que tiene la cabeza entre sus piernas. La beso dulcemente en la boca entreabierta y ella, al notar mis labios, introduce su lengua con avidez, buscando la mía. El beso se hace violento y me empapo entera, agarrada como estoy a sus tetas.

Él se da cuenta de lo cachondas que estamos. Se separa y nos mira entre sorprendido y excitado. Nosotras nos vamos separando lentamente del beso y le observamos también, curiosas y divertidas. No hay que dejar nada al azar, así que deslizo mi mano sobre su vientre y la entierro en su entrepierna. Localizo su botón mágico y con maestría, comienzo a masturbarla. Ella cierra los ojos y se retuerce, pero me deja hacer. Yo no aparto los ojos de él, que cada vez está más sorprendido. Tiene la polla durísima, pero no atina a hacer nada, hasta que sonriendo le digo: "no se la vas a meter?" ella que nos oye, como movida por un resorte, alza las caderas y él no se lo piensa 2 veces: la embiste con fuerza, tanta que oigo chocar sus huevos contra ella. Sigue penetrándola con ansia, pero no aparta sus ojos de los míos, de mi cara de puta.

Sigo masturbando a la mujer, que no tarda en correrse y quedarse temblando entre mis brazos. Él sigue excitadísimo, mirándome como sin comprender qué ha pasado, por qué él no se ha dado cuenta de que ella se corría. No se ha dado cuenta de que me miraba a mi... La hacemos a un lado y quedo abierta de piernas y completamente expuesta; él, de rodillas y empalmado frente a mi. Le sonrío y desvío la mirada por encima de su hombro porque detrás, justo detrás de él, está el otro. Y ambos lo entienden, porque el otro acude solícito, me pone a 4 patas y me la mete despacio, sin prisa, para hacerme sentir todos y cada uno de los pliegues de su polla.

Él me mira sonriendo: "cacho puta", me dice, y cogiéndome del pelo me guía para que le haga una buena mamada. Y vaya si es buena, porque no tarda de llenarme la boca de semen, que trago sedienta. Él me mira y le enseño cómo juego con su leche en mi boca, justo antes de cerrarla y tragármelo todo.

El otro aumenta el ritmo y ya no puedo callar. Le pido que me dé más fuerte, como a mi me gusta. Y eso hace. Noto que él se ha metido debajo de mi y me empieza a comer el coño mientras el otro me folla, correspondiendo a mi mamada, regalándome otra espectacular. Y me corro, gritando, lo que lleva a mi acompañante a correrse conmigo. Me tumbo bocabajo y el otro encima de mi, reposando el polvo. Preparándonos para el siguiente.

jueves, 5 de abril de 2012

Comerte

No pienso, verdaderamente no lo pienso. Sólo lo siento dentro, como un fuego quemándome las entrañas, una ansiedad tremenda... Recostada sobre él, haciéndome de sillón, con las piernas flexionadas y abiertas. La cabeza echada hacia atrás, reposando sobre su hombro, exhalando gemidos en su oído. Él acariciando mi vientre, mi pecho, pellizcando mis pezones... Pero quien me hace temblar como una hoja es el otro. El que tiene su cabeza entre mis piernas y está agarrado a mis caderas, el que juega con su lengua en mi coño empapado. Estoy desmadejada, sudorosa, jadeante... Abandonada al placer que ambos me provocan.

Alzo las caderas, instándole a que me penetre. Pero él sonríe, empuja mi vientre suavemente hacia abajo y vuelve a enterrar su cabeza entre mis muslos. El otro me pellizca los pezones y acalla mis jadeos con sus besos ansiosos, calientes y profundos. Su lengua se aferra a la mía y siento que me voy a fundir en tanta humedad.

El orgasmo no tarda en llegar, brutal, salvaje. Comienzo a sentirlo en el bajo vientre cuando atenaza mis entrañas y se demora ahí, como tomando impulso para expandirse por el resto del cuerpo. Arqueo la espalda y él se aferra a mis muslos para seguir lamiéndome. El orgasmo me sacude, se me contrae la tripa y jadeo sin control, la cabeza completamente echada hacia atrás. Como un resorte me doblo hacia adelante sobre mi misma e intento cerrar las piernas para que pare. Quiero disfrutar de las sacudidas de placer y sentir cómo va remitiendo el orgasmo poco a poco, en suaves oleadas. Si no se aparta, le patearé, no será la primera vez. El otro le avisa, así que se retira y yo puedo por fin tumbarme bocabajo, piernas cerradas, brazos apretados contra mi cuerpo. Y me relajo, y me dejo ir en el sueño, ignorando por completo a los 2 hombres que me miran sonriendo. No es que no quiera decirles nada, es que simplemente, no puedo...

martes, 3 de abril de 2012

A 4 bandas

Sólo le había visto una vez, pero me bastaba con eso. No sé qué me había atraído más de él, si su cara de niño bueno o que parecía todavía más cortado que yo. Y que fue la historia de un desencuentro, lo que me había dejado una sensación de vacío que yo sabía no se iba a llenar hasta que me lo follara y le volviera del revés. No sé por qué, pero intuía que le excitaba y asustaba a partes iguales. Sentía que teníamos algo pendiente, pero no sólo los 2, sino los 4...

Se lo dije a C. "Me lo quiero tirar. Empieza a ocupar mi mente como me pasó contigo. Necesito volverle del revés"

C me sonrió, guasón. "Es curioso. Si me pone cachondo una tía, a ti te excita su pareja"

Y era verdad. Tanto nos compenetrábamos que si a él le daba morbo una mujer con pareja, a mi me lo daba el hombre. Y este me daba mucho, mucho morbo. Así que seguí insistiéndole a C.

"Tenemos que quedar con ellos. Di que sí, por fa" y asintió en seguida, con una cara de cochino que me avisaba de que ya estaba maquinando el encuentro.

Nunca supe que íbamos a quedar hasta que me vi en un bar con ellos de bruces. Miré a C que se reía divertido, supongo que de la cara que estaba poniendo. M, resuelta y elegantísima, se acercó a nosotros, me saludó y se enganchó a C para darle un tremendo beso que fue inmediatamente correspondido. Sorprendida, miré a P que bajaba la vista algo avergonzado. Eso me dio valor para acercarme y, con mi mejor sonrisa, decirle:

"Hola! Por fin nos vemos, no?"
"Si, por fin" me dijo en voz baja, apartando la vista. Me acerqué aun más y le susurré en el oído:
"Menos mal que te he visto por fin. Tengo las bragas empapadas y no sabía qué hacer con ellas. Las sigues queriendo?"

Se empezó a reír y me miró a los ojos por fin. Así que aproveché para cogerle la cara con las 2 manos y besarle suavemente en los labios, con dulzura, saboreando el beso. Él me agarró de la cintura y me atrajo hacia su pecho. El dulce beso se hizo más urgente, las lenguas comenzaron a buscarse y los jadeos no tardaron en aparecer. Noté una mano en mi trasero, agarrándolo con fuerza, y no pude menos que voltear la cabeza riendo. Era C, que iba de la mano de M. Ambos nos miraban sonriendo.

"Bueno, qué? Nos vamos al hotel? Que a este paso terminamos follando en medio del bar...."

Para qué decir nada cuando está todo dicho. Menos mal que el hotel estaba cerca y se podía ir andando, porque si no, no llegamos. Era todo un amalgama de manos y bocas, de besos robados, manos enlazadas, bocas ardientes y mucho calor y humedad. Lo de las bragas era un recurso, porque yo no llevaba ropa interior. Cuando P echo la mano debajo de mi falda me miró sorprendido, por la falta de bragas y porque la humedad me llegaba ya a medio muslo.

No acabamos de entrar en la habitación y comenzamos a arrancarnos la ropa los unos a los otros. Los besos de C me estaban volviendo loca, pero yo sólo tenia ojos para P. Le tenía tantas ganas... C se dio cuenta y en un momento me susurró: "fóllatelo, anda, que se te pone una cara de puta sólo de mirarle que como no te lo tires ya te vas a desmayar. Sólo te pido que me dejes algo, capricho."

Dicho y hecho. Agarré a P de la mano y me lo llevé a la mesa de la habitación. Desnuda como estaba, me senté y abrí mis piernas, invitándole silenciosamente a que se pusiera entre ellas. No me dio tiempo a decir más. A la que me quise dar cuenta, P me estaba follando agarrándome de las caderas. Levanté las piernas para cruzarlas en su espalda y me eché hacia atrás, apoyándome sobre mis manos, para dejarle moverse a su gusto. Me estaba volviendo loca. No podía apartar la vista de su cara de placer, así que me incorporé, le abracé y empecé a besarle el cuello. Cuando levanté la vista me sorprendí con la imagen de C, follándose a M como un loco a 4 patas en la cama. Nuestras miradas se encontraron y nos sonreímos. Bendito polvo.

Los gritos que venían de la cama me excitaron aún más, así que me apreté contra P y le dije: "quiero que te corras, pero no así. Quiero ponerme de rodillas y comértela hasta que te corras en mi boca". P se paró en seco y me miró a la cara sorprendido. No atinaba a decir nada y tampoco le dio tiempo, porque para cuando quiso reaccionar yo ya tenía su polla en la boca. Él no pudo más que agarrarse a mi pelo y dejarse ir. Y vaya si se dejó ir! No tardó nada en llenarme la boca con su semen espeso y caliente, que me rebosaba por las comisuras y me resbalaba hasta mi pecho desnudo.

Comencé a oír los gritos de M, que en ese momento llegaba también al orgasmo. C la estaba follando como un loco, con ansia, como si le fuera la vida en ese polvo y la estaba matando de gusto. M cayó rendida y P se sentó a su lado. Yo aproveché para ir al baño a lavarme un poco y, cuando volví, vi a M y a P abrazados en la cama y a C fumándose un cigarro de pie, apoyado en la ventana. Me miraba burlón, con la erección intacta, como diciéndome: te estoy esperando. No pude menos que sonreír e ir a su lado. Me cogió con su brazo por el cuello, me dio una calada de su cigarro y me dijo: "estas preparada para un polvo de los nuestros?"

"Siempre" le contesté yo.

Apagó el cigarro lentamente, me cogió en volandas y me la metió de un golpe hasta dentro. No aguanté mucho. En volandas como estaba, sintiendo toda la fuerza de su cuerpo y con el calentón que me había procurado P, me corrí escandalosamente. C también se dejó ir, follándome con rudeza contra la pared, llenándome entera con su leche. Cuando acabamos y me dejó en el suelo vi que le temblaban las piernas... Y en las mías, vi su leche escurriendo hasta las rodillas.

"Nos unimos a la cama?" me dijo.

No hubo que repetirlo 2 veces. Hicimos montonera en la cama de caricias y besos. Todavía no sé en qué momento me quedé dormida...