domingo, 20 de mayo de 2012

Mi amiga

Tengo una amiga que está sufriendo mal de amores y el otro día me pedía consejo. Bueno, consejo no, que nosotras no pedimos de eso; nosotras nos desbordamos en un torrente de palabras buscando simplemente un oído amigo, que escuche y sea receptor de nuestra pena, sintiendo así que la pena compartida es menor. Ella, como todas o casi todas, desbocó conmigo sus peores augurios y desahogó su pena, sabiendo que la escucharía sin juzgar como tantas veces ella hizo conmigo.

Mi amiga sufre mal de amores, como lo sufren las quinceañeras o peor. Quizá sea peor, porque sufrir mal de amores con 33 años y dejarse llevar por él es peor que sufrirlo con 15. Entra el componente de "cómo me ha podido pasar esto a mi, a mi edad?". Y es que cuando sufres mal de amores a los 30 entra en juego la experiencia y te sientes idiota. "Si ya lo sabía yo, si sabía que esto me iba a pasar a mi y aun así me dejé enredar"

La historia es tipo chico conoce a chica, chico se propone hacerse a chica a toda costa, chica incrédula de que eso le esté pasando a ella, chica que cae ante la insistencia del chico, que parece enamoradísimo; ambos viven 3 meses en una nube. Mi amiga era la viva estampa de la felicidad, hacía años que no tenía esa sonrisa, que no se sentía tan feliz. Se veían cuando podían. Él hacía locuras por ella, se escapaba a verla con cualquier excusa. Ella estaba todo el día colgada del Whatsapp, del teléfono. Se acostumbró a él, a su voz, a su olor, a sus llamadas, a sus mensajes, a sus visitas... Él le decía que ninguna le importaba tanto como ella. Que no sabía qué le había pasado, pero que sentía que la conocía de toda la vida. Ella, poco a poco, fue bajando sus defensas; él, derribando sus murallas. Y ella se enamoró. Perdidamente. Profundamente. Entregó su corazón y parte de su alma. Sabía que no podía funcionar, pero aun así se dijo: mientras dure. Lo que no quería pensar era que cuanto más rápido e intenso fue el ascenso, más dura y dolorosa sería la caída.

Y por fin llegó. Llegó sin saber muy bien cómo. Una noche, una mala noche de esas que se encadenan desastres tras desastres, por ignorancia, miedo y mala pata, ambos se hicieron daño. Y ella, preocupada, olvidó su dolor y mal estar por mirar el de él. Y él, de repente, se desencantó. Dijo necesitar su tiempo. De nada le valieron las disculpas de ella, el que ella ahogara su dolor para atender el de él; las súplicas, el sufrimiento, las horas de teléfono intentando arrancarle una palabra amiga que mitigara el lacerante e incomprensible dolor. Pero nada llegó.

El final es que ella está hecha un trapo, no se resiste a perderle. No sabe qué hacer para volver a lo que tenían antes. No para de llorar, no se explica cómo algo tan absurdo, cómo una mala noche les ha llevado a esto. En menos de una semana ha pasado del cielo al infierno, de suspirar por él sabiéndole seguro a temblar de miedo anticipando su pérdida.

Yo le digo que la entiendo. No puedo decir más, no estoy en la cabeza de él. Pero la veo destrozada. He tenido que sacar la artillería pesada y decirle que no puede dejar que su felicidad se supedite a una persona o a un trabajo. Que ella vale muchísimo y es verdad. Es una mujer estupenda. Es tierna, sensible, divertida; tiene una capacidad de amar desbordante. Una energía que se come la vida a mordiscos. Puede tenerlo todo, sólo se lo tiene que creer. Y él, aunque ahora no lo sepa, se está perdiendo todo eso, todo eso y más. Porque cuando mi amiga ama, lo hace como todo lo que hace en esta vida: de manera intensa, entregada, con todo su ser y todo su cuerpo. Yo sé que ella le va a esperar. Va a esperar a que se aclare. Sólo espera que no sea demasiado tarde, porque al ritmo que está sufriendo no creo que aguante mucho tiempo. Ojalá, porque sé que él es un gran tipo, sepa llegar a tiempo. Sepa desprenderse de una parte de sí mismo para darse cuenta de lo mucho que tiene que ganar, antes de que vea todo lo que ha perdido.

Mi amiga es una gran mujer. Saldrá de esta y aprenderá a curar sus heridas de quinceañera a sus 33. Pero siempre se entregará de igual manera porque no sabe hacerlo de otro modo, totalmente, intensamente. Y él se habrá perdido a una mujer excepcional. Lo que tendré claro si eso pasa y así se lo he dicho a mi amiga es que quien no se habrá perdido nada es ella. Un hombre que tira la toalla y no sabe valorar todo lo bueno que tiene enfrente no la merece.

Espero que mi amiga sepa entender esto que le digo. Eres tremendamente especial, no lo olvides.

Ladylazy

6 comentarios:

  1. Tu amiga lo está pasando muy mal. Es indudable. Pero díle de mi parte que no sabe la grandísima suerte que tiene de tenerte como amiga. Y que si es inteligente, hará caso de tus consejos pues tú sólo quieres lo mejor para ella.

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  2. Se lo diré de tu parte. Se lo diré cuando vuelva a pegarle las tiritas caídas de su corazón roto.

    Gracias!

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  3. Si sabía que no iba a funcionar para qué siguió?????

    Si sabía que era un cabronazo que le derribó las murallas y se hizo con ella, para que siguió?????

    Hazle saber estas preguntas por favor, porque cuando una pareja se rompe hay 50% de responsabilidad en cada uno. Es muy fácil echar la culpa siempre a uno solo, y dile que no lo espere, que con lo que hizo que no vale la pena.

    Que ahora la adolescencia se estira hata los 25 años, asi que con 30 como tiene es una niña.

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  4. Siguió porque pensó que lo podría manejar. Siguió porque le compensaba en ese momento, porque lo vio como un regalo. Siguió porque pensó que fue sincero y aun lo piensa. Le espera porque cree que entrará en razón y se dará cuenta de que todo este sufrimiento no merece la pena, que lo que pasó no fue tan importante. En definitiva, le espera porque está enamorada hasta las trancas.

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  5. Todo esto me suena... dile a tu amiga que aquí la doña a sus 30 recién cumplidos se enganchó de un tío que no quería lo mismo que ella, era obvio y no la engaño, pero una siempre piensa que con ella es distinto, que patatín que patatán... perdió 5 años, la ilusión y la confianza en sí misma y recomponer todo eso no ha sido nada fácil
    No creo que haya ni buenos ni malos, nos unimos porque buscamos algo del otro, lo chungo es cuando los dos no buscan lo mismo y hay daño de por medio

    Un beso y ánimo

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  6. Gracias, Lunanona, si más que le digo yo.... pero bueno, esto pasará y se quedará como una merda anécdota. Yo lo que le digo es que al final, las personas aparecen en nuestro camino por algo y que por lo menos, se lleve el recuerdo de todo lo bonito que han vivido.

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