jueves, 2 de mayo de 2013

Ahora

Es impresionante ver lo rápido que va la vida. Tengo 34 años, soy gerente y dueña de una empresa de más de 50 trabajadores. Antes de la crisis éramos 100. Y sólo tengo 34 años. Pueden parecer muchos, pero yo me siento demasiado joven, demasiado inexperta como para entender el peso de la responsabilidad que tengo encima. No puedo asumir que el empresario siempre sea el cabrón y el trabajador una perita en dulce. Además, tengo 2 hijos pequeños, un divorcio en proceso a mis espaldas y un agujero negro en el corazón. Hace tan sólo 10 años alguien me llega a contar cómo sería mi vida y hubiera pensado que era una broma macabra. Y lo sigo pensando. Sigo pensando que nunca es suficiente y que este mundo no tiene cabida para las buenas personas.

Tengo múltiples defectos. Soy terca, soy capricornio... o blanco o negro, o estas conmigo o contra mi. Mi sentido de la justicia es tan fuerte que me llena de rabia. Pero es mi justicia, la que yo estimo oportuna. Porque soy la que arriesgo y gano o pierdo. Y llevo bastante tiempo perdiendo tanto que no sé si merece la pena ser fiel a mis principios o volverme una hija de la gran puta. La realidad es que aunque quisiera, no podría. Porque mi sentido de la justicia y de la ecuanimidad no me lo permiten. Soy demasiado consciente de mis defectos y meteduras de pata como para volverme una hipócrita de mierda y exigir perfección cuando ni yo misma la tengo ni la tendré.

Vivo una vida que no elegí, tengo un trabajo que no quise, soy responsable de la vida de 50 familias y no pedí serlo. Me casé con un hombre que me destruyo por dentro hasta tal punto que no me reconozco. Que me agarro a un puto clavo ardiendo porque sufrí y sufro tal maltrato que mi autoestima está maltrecha, mi fortaleza mermada y sólo quiero ver luces de fiesta a mi alrededor. Pero una y otra vez la vida me devuelve a la realidad. A la realidad de saber que entro por la puerta de mi trabajo y todos me odian porque piensan que soy la niña de papa que gana más que ellos, que decide quien vive o quien muere a costa de su trabajo y que por ello me lleno los bolsillos. A la realidad de amigos que tienen sus vidas y no les puedo pedir que vivan la mía, que estén a mi lado porque aunque lo agradezco, nunca entenderán la basura que llevo dentro. A la realidad de que lo único que me mantiene en pie son mis 2 hijos y unos padres que en el final de su vida dependen de mis decisiones para quedarse en la calle o llevar una vejez digna. Unos padres que me lo dieron todo, que lucharon como cabrones cuando no tenían nada para hacerme alguien de provecho y ahora pueden quedarse sin nada. A la realidad de haber encontrado a alguien que me hizo sentir importante y de repente desapareció y aun así´¡, no puedo pedirle nada aunque me sienta herida en lo más profundo de mi ser.

La responsabilidad me supera. La responsabilidad de aun sabiendo que desearían que me muriera sigo poniendo de mi dinero para que mis empleados coman a fin de mes. Y ya no de mi dinero, sino endeudándome por ellos. La responsabilidad de que mis padres no acaben sus días en la miseria porque no he sido capaz de devolverles lo que me dieron. La responsabilidad de haber traído 2 hijos al mundo de un padre hijo de puta e incapaz, que me ha robado hasta el último céntimo y lo que es más importante, me ha robado mi dignidad como persona.

Y sólo quiero que paguen. Que paguen los que me han jodido la vida por lo que han hecho. Soy una buena persona y no debería pensarlo siquiera, pero esas son mis pesadillas. Que alguien por fin me reconoce que tanto sufrimiento ha merecido la pena. Que los que se equivocaron conmigo me piden perdón y que el dejarme mordiendo el polvo no les ha salido gratis. Siempre he sido fuerte. Mi psiquiatra dice que soy difícil porque soy como un Mihura, que no se rinde ante nada, que no es capaz de pedir ayuda y de decir: hasta aquí he llegado, señores. Y no soy capaz.

En los peores momentos de mi vida conocí a alguien que me devolvió la ilusión por vivir. No le conocía de nada, pero me trató como la mujer que yo era. Fue quien me dio fuerza y empuje, más que mis hijos y eso me corroe por dentro. Hasta que se acabó. Por lo que fuera. Era mi parte ilusoria de salvación y desapareció de la forma en que lo necesitaba. No es su culpa. Es sólo mía por no ser capaz de reconstruirme de cero y aprender a tirar para adelante sola. No me veo capaz.

Las horas, minutos, días... me consumen. Pasan tan deprisa que no me doy ni cuenta. Estoy agotada de principio a fin de la jornada y recuerdo pocos momentos plenos, en los que me haya sentido yo misma. No soy yo. No me reconozco. Y vuelve la rabia. La rabia que me consume porque quiero ser la que fui hace 10 años. La segura, la fuerte, la tía con 2 cojones que se iba a comer el mundo y a la que el mundo engulló sin importarle una mierda si era buena persona o no. Qué queda para los buenos? que queda? para qué? por qué le sale gratis a la gente herirme? por qué no tengo valor y digo: hasta aquí? por mis hijos? por mis padres? porque no soy capaz de soportar que nadie me odie aunque esa persona me haya hecho tanto daño que me cuesta hasta respirar? por qué tengo tanta empatía con todo el mundo y pienso más en los demás que en mi misma?

No sé nada, ninguna repuesta. Sólo sé que no soy feliz y no sé cómo coño cambiarlo. Lo intento, con denuedo y hasta caer exhausta, pero no sé cómo salir. Quizá después de 10 años sintiendo que no vales nada, consumiendo tu personalidad hasta el punto de pensar que no sabes nada, que no vales nada, que eres un puto cero a la izquierda hacen demasiada mella como para que en 10 meses se pase todo. Lamento estar tan herida como para vomitar mierda sobre quien me hace el más mínimo daño, tenga razón o no. Sea a posta o no lo sea. Pero me hacen daño cosas y no reparo en si son a posta o no. Me da ya todo igual. Sólo quiero que lo paguen y un lo siento no me vale. Ya no. Pido fidelidad de amistades, pido respeto y responsabilidad. Y soy indulgente y perdono de más. Pero que nadie se confunda, no perdono gratis. El perdón no es gratis. Lo siento. No lo puedo evitar.

6 comentarios:

  1. Y sin embargo es una vida tan interesante, tan llena, tan apasionante... al final llevará razón Neftalí Ricardo Reyes cuando escribió aquello de "Confieso que he vivido".

    La vida querida es eso, hay otra vida reposada, sin compromisos ni responsabilidades, otra vida de apariencias felices pero de realidades vacías y a la postre a los nietos no habrá nada que contarles, ninguna postrer batallita.

    Hay vidas que merecen ser vividas y la tuya es una, aunque hoy no lo veas y te lo dice quien lleva casi mil años muerto.

    Ataulfo, el Terrible (un fantasma a asu servicio).

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    1. Probablemente en un mañana lo mire de otro modo. Probablemente no, seguro. Pero larga y tortuosa es la senda....

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  2. Joder, qué artículo. Che, ¡y yo nomás ofreciendo mamadas por el mundo! Me siento insuficiente. :(

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    1. No eres insuficiente. Cada uno tiene su rol en el mundo...

      Un besito!

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  3. Mmmm... mamadas, mi rol... ¿me estás llamando mamón? :))

    ¡Sonríe! :) Muakssss

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