jueves, 24 de mayo de 2012

Juguete roto

No sé cómo he llegado allí. No lo recuerdo. Intento adaptar mis ojos a la habitación en penumbra pero sólo veo bultos. Y ese olor.... a ambiente cargado, a sudor, a sexo. Intento respirar ese ambiente viciado pero no lo consigo, así que abro la boca, como un pez, para llenar mis pulmones de una sola bocanada. Tengo el pelo húmedo pegado a la cara y a la nuca, las gotas de sudor recorren mi cuello y se deslizan por mi espalda. ¡Hace tanto calor! Intento retirar el flequillo y asustada, descubro que tengo las manos atadas por encima de la cabeza. ¡Claro! por eso me duelen tanto los brazos, por eso mis piernas no me sostienen. Estoy atada por las muñecas al techo y mis piernas logran a duras penas sostenerme. Sigo sin saber dónde estoy, cómo he llegado allí. Tengo la boca seca, a pesar de la humedad de mi cuerpo y me duele la cabeza terriblemente. Intento hablar pero no sale ningún sonido de mi garganta y empiezo a temblar de miedo.

Un ruido de pasos comienza a hacerse audible, rítmico y cadencial. Son pasos firmes y poderosos, seguros, que se aproximan a bastante velocidad. El ruido de una puerta me saca del estado de sopor en el que me encuentro y el haz de luz ilumina la estancia, dejándome entrever lo que me rodea. Una mazmorra. Una maldita mazmorra. El corazón se desboca y un aullido acude a mi garganta y allí muere, pues el sujeto que ha entrado en la habitación me ha agarrado del pelo y ha echado atrás mi cabeza. Está detrás de mi y siento su olor, el calor que desprende su aliento y su fuerza, su inmensa fuerza. Me muerde el cuello y con su mano libre agarra uno de mis pechos y lo estruja con fuerza. Mis pezones responden y se endurecen. Y entonces, me susurra en el oído con odio:

-"¿Quién es mi juguete?"- ante mi falta de respuesta, sigue hablando, escupiendo las palabras: "Tú, tú eras mi juguete. Un juguete roto, un juguete malo que no ha sabido jugar al juego que le correspondía. Y te voy a castigar por ello"

Desesperada, intento recordar lo que sea, lo que haya pasado para que haya despertado semejante ira en un hombre. El miedo me tiene paralizada y no noto que la puerta se vuelve a abrir y entra más gente en la habitación. El hombre sigue agarrando con fuerza mi pelo y mi pecho y yo siento la dureza de su polla contra mis nalgas desnudas y húmedas. Y de pronto lo noto, una lengua ávida se abre camino entre mis piernas y comienza a lamerme despacio. Siento que mi cuerpo va por libre y se excita, mojándose hasta el extremo por la situación, resbalando la humedad entre mis muslos acompañada de la saliva de quien me lame el coño. Lo hace con maestría, como si supiera cómo me gusta. Mi dueño retira la mano de mi pecho y, sin soltarme el pelo, busca la entrada de mi culo y ensarta 2 dedos ávidos, seguros y empieza a follarme con ellos con rudeza. Ahora ya no sé dónde estoy ni me importa. El contacto de otra lengua me hace estremecer. Esta vez son mis pezones, mis duros pezones. Y entonces hablo por primera vez.

-"Muérdemelos"- dice mi voz ronca, como de resaca. Y así sucede. Me muerde los pezones y siento los dientes clavándose en mi piel. El dolor me excita sobremanera y empiezo a jadear. 

-"Puta, ¿no te he dicho que eres mi juguete? ¿que has jugado mal y que te iba a castigar? y te atreves a pedir cosas... no aprenderás nunca"- y noto el primer azote. Mi dueño, mi amo, me azota repetidamente con la mano abierta, sin sacar sus dedos de mi culo, que a estas alturas está completamente dilatado. Me abre los cachetes del culo y me embiste con fuerza, haciéndome mucho daño. Grito de dolor, sintiendo fuego y él se ríe y sigue empujando con fuerza. Poco a poco el dolor va cediendo al placer, al tiempo que el hombre que está arrodillado frente a mi abandona su posición, coge mis piernas en volandas, se las pone en su cintura y me clava la polla en el coño. El placer es brutal. Estoy colgada del techo por las muñecas, en volandas, mientras 2 hombres me follan por delante y por detrás. Mis gemidos se hacen cada vez más fuertes y los 2 hombres se corren a la vez, en una explosión brutal de semen que me atora por completo.

Se separan de mi y se sientan, mientras mi amo le dice al tercer hombre: "Haz que se corra mi puta, que grite de dolor y placer, para que no se le olvide nunca este castigo".

El hombre se coloca detrás de mi e instintivamente muevo el trasero para buscar su polla. Él me agarra de las caderas, inmovilizándome y de repente, sin esperarlo, escucho un "zaaaaaas" y veo las estrellas. Un correazo! me quedo sin aliento y el hombre, inclinado sobre mi espalda, me dice cargado de ira: "¿Quién manda aqui, eh? ¿Quién?" al tiempo que me folla con su enorme polla. La situación me enardece y me corro escandalosamente, mientras el otro descarga su leche en mi espalda.

Los últimos jadeos del orgasmo coinciden con el ruido de los 3 hombres al salir de la mazmorra y yo, sudada, sucia y agotada, caigo en un profundo sopor, colgada todavía por mis muñecas.

4 comentarios:

  1. Vaya calentón más tonto, oye...
    Esa sensación de estar sometida e indefensa... uhmm.

    Genial, me ha encantado ;-)

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  2. Gracias!! es un verdadero honor..... y no sé qué decirte, si que te veas en una igual o no.... ;P

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  3. Excitante aunque ligeramente inquietante.

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    1. Cuenteme ud. sus inquietudes para que pueda resolverlas....

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