martes, 20 de marzo de 2012

Valencia


Él ya lo sabe. Sabe que soy completamente suya y que no puede ser de otra manera. Sabe que no puedo ni planteármelo, que mi cuerpo ya tiembla sólo de intuir su presencia. Sabe que cuando está cerca me muevo como en un campo magnético, que siento ese magnetismo entre los 2 y que fluctúo siguiéndolo. Sólo tengo que dejarme ir, la química y su experiencia hacen el resto. Por eso sabe que cuando me diga lo que quiere no voy ni a dudar, no puedo dudar porque mi cuerpo no lo permite. Así que cuando me dijo que me llevaba de fin de semana fuera de Madrid, que hiciera una maleta y que no metiera ropa interior tardé menos de 10 minutos en tener la bolsa preparada.

Llegue a la estación del AVE acelerada, encantada y avergonzada a la vez, como siempre que le veo. Temía que se notara que no llevaba nada debajo de mi vestido, tan corto, tan liviano del mismo modo que quería que todos vieran lo cachonda que estaba. No tardaría en notarse mi humedad bajando lentamente por las piernas.  Eso también lo sabía. Cogí el billete que me había mandado por email, pasé el control y seguía sin verle. Iba a ser la hora de salida, así que corrí a coger el tren, imaginando que él ya estaría allí. Pero no estaba. El tren arrancó y me asusté… “lo ha perdido y ahora me voy sola”. El pánico me dejó paralizada un segundo, hasta que oí pitar el móvil. “Estoy en el baño, ven” y como una autómata me abrí camino entre las líneas de butacas. Me abrió la puerta con sigilo y entré despacio. Y ahí empezó todo.

No tengo consciencia de lo que pasó. Sé que me cogió desprevenida y me empujó contra el lavabo, levantó mi falda y me penetró con fuerza, partiéndome en 2. Todavía no estaba húmeda, pues no me había repuesto del pánico anterior, así que sentí toda su polla con crudeza y mi cuerpo respondiendo a cada una de sus embestidas, mojándome poco a poco mientras él se abría camino con cada empujón. Su falta de delicadeza me excitó aún más y me puso los pezones duros y calientes; entré en barrena y no tardé en pedirle más y más fuerte, a pesar de que me estaba haciendo daño. Cogido a mis caderas, en su propio mundo, él me daba toda la caña que le pedía y más, hasta llevarme al borde del orgasmo, y justo, justo en ese momento, paró en seco, se inclinó sobre mi y me dijo: “hola, preciosa, lista para el fin de semana?”

To be continued....

4 comentarios:

  1. Mrs. Lazy, hay al menos un seguidor tuyo deseando seguir leyendo esta historia tan interesante.

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    1. Y yo seguire escribiendola para mi seguidor mas entusiasta!

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  2. Prometedor inicio de fin de semana!! Me encanta que una parte organice y la otra se deje llevar.

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  3. Si, es que a mi me encanta que me sorprendan... Gracias por tu comentario!

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